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jueves, agosto 07, 2008

UdeG: Entre la impostura y la tragedia

Germán Robles
Código Político
8 de agosto de 2008


UdeG: Entre la impostura y la tragedia.


En días recientes la universidad ha estado muy activa en la palestra mediática debido a que primero corrieron la fuga de informaciones, denuncias y posturas encontradas por el supuesto tráfico de trasplantes de órganos imputables a la dirigencia de la red de hospitales civiles de Guadalajara, domeñados por la misma institución educativa. Fue el propio Briseño quién hizo la denuncia y solicito la intervención de la Procuraduría estatal en un caso que ya arrastraba antecedentes con la rectoría de Trinidad Padilla.
Por eso, más la suma de desaires y diferencias en el manejo presupuestal con el titiritero y capo máximo Raúl Padilla, es que de suyo Carlos Briseño cometió el pecado capital de desatarse de los cables y no dejarse manipular, todo en busqueda de reorientar el presupuesto y no dejar la “tajada mayor del pastel” a la industria ferial de Raúl Padilla.
Fue entonces que creció el entuerto y nació el subterfugio padillista de “la aspiración política de Briseño a costa de la UdeG” y luego creció en la prensa para atacar al propio rector. Así puso en movimiento todo su poder e influencia pagando desplegados acusando a Briseño de pretender usar la universidad como “trampolín político” con miras a aspirar a la gubernatura del estado. Y como si el propio Padilla no usase la universidad a placer, como trampolín y alberca, en días pasados montó una escenita mediática juntando, de la mano a 13 de 16 rectores para ponerle un “estate quieto” a Carlos Briseño en los mismos medios electrónicos.

En televisión, en este consejo de rectores unos acusaban de espionaje, otros de no ser consultados y que exigían la toma de decisiones de manera colegiada, otros sin más lo llamaron ¡autoritario!...y hombre, por un momento pensamos que se referían al propio Raúl Padilla, pero no hablaban de Carlos Briseño y por si fuera poco, los leales a Padilla, grupo en el que lo mismo “doctorcillos” asidos a la universidad como al PRD estatal, como el propio diputado perredista Samuel Romero amagaron con convocar al consejo universitario para votar la destitución del rector por “causa grave” la cuál quedaba pendiente por sacar de la chistera, pues la ley orgánica no la define ni precisa.

Ya sea con intención de contraofensiva – o defensiva según se trate del actor más débil- el máximo grupo de poder de esta casa de estudios, la mafia de Raúl Padilla- dueño de la UdeG, jefe del maximato enquistado desde hace casi veinte años, poder de facto, formal y de todo lo que se le quiera llamar- y el actual rector Carlos Briseño después de varias señales de sórdido distanciamiento mostraron a la luz pública que no pudieron ser capaces de dirimir sus diferencias intramuros y cada cual se dijo lo que uno piensa del otro sin tapujos.

¿Qué motiva dichas diferencias y declaraciones?, correcto, el manejo del presupuesto y la lucha por el control político de la universidad, es decir el control de lo que cada cuál ve como su negocio. Y desde luego que el señor Briseño no es “una perita en dulce” su ascendente político es la misma banda delictiva que lo puso en la rectoría, así lo que motiva a Briseño a marcar su raya en el manejo de presupuesto es la búsqueda de conquistar sus propios espacios de poder de control e influencia sea dentro y/o fuera de la universidad, cosa que puede ser legítima si se saben usar la demagogia, trucos y trampas tal como lo ha hecho su jefe.

Y se equivocan quienes piensan que si acaso Briseño cayese en perfidia en contra de su jefe le alcanzará para dar el golpe de mano y asirse del control de la universidad; se necesita a otro del “calado” de Raúl Padilla y mucho más argumentos para tumbar del poder al ídem; sencillamente a Briseño no le alcanza y no consideramos que sea tan tonto para fijar lo anterior como su objetivo así que es muy posible que el desencuentro se enfríe y las diferencias por el presupuesto se pacten.

Es bien sabido que en la universidad ya se venían destapando varias cloacas en poco menos de un año, señal de que ahí hay un cochinero del que parece nadie quiere hacerse responsable. ¿De qué tamaño será el cochinero en el gasto programable y en la toma de decisiones e influencia de Raúl Padilla que Carlos Briseño decidió explotar contra quien es su jefe de forma pública?

No perdamos de vista, ni el oído a las denuncias hechas por el semanario Proceso Jalisco a finales 2007 y en meses recientes de 2008 en torno a irregularidades en la zona de los “Belenes” en el municipio de Zapopan donde se encuentran preparatorias, un centro universitario, el centro cultural y la “calle 2”, -lugares donde los negocios “culturales” del capo máximo tienen su asiento- y que van desde la venta indiscriminada de bebidas alcohólicas a menores, la subutilización irregular del suelo, pasando por la denuncia de supuestos arreglos subrepticios entre quienes administran estos centros de entretenimiento y personal de inspección y reglamentos de Zapopan.

Así también, por si fuera poco, denuncias por falta de transparencia –real y ampliada- en el manejo de los recursos para la construcción del auditorio Metropolitano –cuyo namming “Auditorio Telmex” fue rentado a Carlos Slim hasta el 2019 de forma y montos por demás dudosos-, en fin, denuncias, señalamientos que iban directo a la llaga del capo máximo, pero que en su grupo de poder y la rectoría supieron hacer frente común para responder a dichos señalamientos.

Los casos aparentemente se enfriaron, pero el frente común, el bloque de respuesta y control de daños que al unísono lo mismo manipulan la prensa, medios UdeG, al canal 4 de Televisa, etc., para defender la industria para universitaria y el proyecto unipersonal del capo máximo, también parecen haberse enfriado.

Quizá para muchos parezca ocioso hablar sobre el pasado –y presentes- turbios de personajes como Raúl Padilla, de su control de más del 40 por cien del gasto programado de la UdeG y de la infinidad de empresas, organismos, aparatos académicos y sindicales que maneja a su antojo. Y también parecería que la disputa intestina en la “divina casta” universitaria es cosa de politiquería.

Pero se trata de más que eso; forma es fondo y tiene que ver con la impostura política de la propia universidad, comunidad académica, docente, administrativa principalmente; y claro, en segundo plano describe también la no menos importante impostura de la sociedad en su conjunto en su “que ver” con la educación universitaria pública, pasando por la responsabilidad de todos los órganos y niveles de gobierno. Es decir el debate sobre la universidad, no se debe limitar en y a la universidad misma.

Y es que la mayoría de la comunidad universitaria, ante las críticas, surge el ámpula, el acorazamiento, la hipocresía y surgen voces como “ni Raúl Padilla, ni Carlos Briseño son la UdeG”... "¡habemos en la universidad gente trabajadora, valiosa que hacemos por nuestra labor y somos más que un grupo político y valemos más que estos escándalos!”. Puros golpes de pecho.
Y no dudamos de su valor académico, ni profesional de mucha de la gente que pertenece a esta comunidad… ¿Pero en verdad ustedes creen que el capo máximo, secuaces y su claque han llegado tan lejos por sí mismos, así solitos y con sus propios méritos?

No, no es posible escalar de esa forma ni acumular tanto poder sin el sometimiento, la complacencia, complicidad y solapamiento de toda una comunidad universitaria, y cuando decimos toda es toda. No es posible que un grupo de estos se enquiste durante veinte años y haga de lo que debe ser una casa de estudios y para la cosmovisión de la cultura un autentico cacicazgo y núcleo de artimañas y variantes de fuerza y trampa propios de la mafia siciliana, amparados, claro, en una supuesta autonomía. Y creen que se nos olvida que la UdeG es un organismo público descentralizado.

La universidad carece de estrategias políticas y liderazgos para ver por la sociedad y por sí misma, por sus educandos, por la calidad de la educación y que sean más y mejor preparados los hombres y mujeres que egresan de sus filas. Algo o mucho de responsabilidad tenemos todos en esto.

Cuesta mucho trabajo dentro de la comunidad hablar sin eufemismos y decir las cosas por su nombre, ¿por qué será? Porque ese status quo impuesto desde 1989 les conviene, sobre todo a un vil puñado, y claro que no negamos la importancia de la enmienda universitaria, el cambio por el “modelo departamental”, etc., empero esas son migajas, es nada frente a la tragedia de ver el “boom” de escuelas patito, de las escuelas y universidades “incorporadas” –el otro gran negocio del capo mayor- frente a la cruda realidad de contar por decenas de miles -cada semestre- a los rechazados por la UdeG desde hace más de veinte años.
Lo lamentable es que esa realidad ni los Padilla, ni Briseño la van a transformar, y si bien sólo desde arriba se podría desbancar a Raúl Padilla del poder, y sólo mediante traición, y si acaso sólo para que sea otro grupúsculo quién expropie los bienes universitarios y que será sólo para sus personalísimos intereses y seguir así reproduciendo el mismo modelo educativo y la conducción de la universidad como el negocio de un puñado; así es la universidad y el poder aquí.

¿Y dónde está la “otra comunidad universitaria”?. La UdeG de los pobres, la de los profesores con sueldos precarios y estudiantes de a pie, que viven al día y apenas les alcanza para fotocopiados, la micro y si acaso una torta. No les queda más remedio que atenerse, porque no están preparados ni disponen de los medios ni una auténtica organización cívica para recuperar y transformar la universidad desde raíz. A los estudiantes los utiliza el capo mayor y la FEU como carne de cañon para pepenar firmas, para la logística de las ferias del capo, para hacer encuestas amañadas, acarreos o movilizaciones en tiempos precisos en que hay que presionar al ejecutivo estatal para que este eche a rodar dinero a las arcas de la mafia.

Muchos de los que callan, escriben o hablan timoratamente sobre la universidad pública, sí de esos que se dicen –por ignorancia o autoengaño- “hombres y mujeres buenos que trabajan por la universidad y valen más que un grupo”, sólo excusan su inmovilidad. Pero los hay otros que bien saben por qué lo dicen, ellos que tampoco “tragan lumbre”. ¿Cuántos de ellos no han obtenido cargos, ingresos por beneficiarse por el status quo de esa “casta divina” en la UdeG, liderada por Raúl Padilla?; ¿en resumen… cuantos no participan y se benefician por los negocios de la industria para universitaria y les conviene que las cosas sigan igual?. Pobres... si de algo tienen que comer; compréndalos.
¿Cuántos en la comunidad universitaria han dejado crecer a esta mafia hasta el hartazgo a cambio de un “plato de lentejas”? –¿si no puedes con el enemigo únetele?-, eso sí importándoles un pito los estudiantes y la calidad educativa…¿Y cuántos de los que abuchearon a Raúl Padilla cuando se inauguró y se anuncio el nombre del auditorio Telmex, no hacen labores de promoción, acarreo, de claque y de merolicos para el mismo Padilla en otros eventos como festivales de cine, la FIL, etc.?

¡Bingo!, son los mismos, los que permiten y toleran el neopositivismo a ultranza en la universidad, que sus estacionamientos estén llenos de autos recientes y de lujo, es decir, existe un fenómeno silencioso de filtración del “tipo social” del estudiantado a las aulas, con cierta condición socioeconómica a costa de quienes necesitan también educación y no tienen recursos suficientes.

Gracias a su impostura, se han permitido gobernar por una mafia, han hecho de la universidad pública un patrimonio familiar y personal de un vil puñado, han dejado de ser una respuesta para miles y miles de jóvenes. Son ellos quienes han solapado el crecimiento de una industria ferial a costillas del erario público -mal destinado-, de aulas de vergüenza, de discriminación y distinción en la repartición de recursos y equipos entre preparatorias y centros universitarios. Su inmovilidad hace posible que haya cada vez más rechazados y peor educados, mientras dejan gobernar a este cartel y les pagan por administrar, aplaudir y acarrear gente a la industria ferial de Raúl Padilla y claro mientras tengan segura su componenda. Todos son responsables. Bravo.

Y muchos de ellos podrán decirse demócratas, asumirse como los más fieles y sectarios seguidores de López Obrador, decirse de "izquierda" tratando también de desmarcarse de una mayoría de “chuchos” al seno de la UdeG, podrán formar congresos ciudadanos de diputados auto elegibles –que no es sino una formación padillista, digamos su tentáculo de organización cívico ciudadana-.
Digan lo que quieran, misa si quieren, pero no nos engañan. UdeG y sus empresas, PRD Jalisco, Congreso “Ciudadano”, los Chuchos, diputados perredistas en el congreso de Jalisco, un sector de la Jornada Jalisco, en los hechos, sí todos, juntitos, asidos de la mano son la misma extensión de la derecha en Jalisco y lo peor es que se escudan y motejan como los próceres de la izquierda, la universidad e instituciones públicas. Que con su pan se lo coman.

Pues en la UdeG existe un cochinero, existe un brutal nepotismo, demagogia y desinterés por cubrir y ampliar la oferta educativa que para eso está en principio una universidad. Y no sólo eso, ha perdido también el sentido de crítica y compromiso con las causas sociales. Cuando la mafia se arregla con el gobierno estatal en turno son pocos los pronunciamientos políticos y menos su consistencia. Todos a callar boca.

… ¿dónde están los diputados para aumentar el presupuesto educativo y aumentar el rango de obligatoriedad en la enseñanza pública a nivel universitario?, ¿dónde está la UNAM, y las otras alternativas de educación pública a nivel nacional?, ¿Que dicen, que hacen a favor de Jalisco?, ¿Para cuándo Emilio "el metrojalisciense" y el gobierno del estado tomará las riendas para hacer valer sus obligaciones?, ¿Cuándo dejará de crear sólo universidades “tecnológicas” para surtir de "personal" al empresariado azul en la entidad?... ¿y el congreso... para cuando va auditar a fondo a la universidad?. Son preguntas que se pierden entre la indiferencia del “no debate social sobre la universidad”, entre la impostura de su propia comunidad y la tragedia de la realidad educativa. ¿O no?


roblesgerman@prodigy.net.mx

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