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lunes, abril 21, 2008

Opinión - Jorge Gómez Naredo

Artículo publicado en La Jornada Jalisco, el 20 de abril de 2008

Javier Gutiérrez Treviño y la gente sin empleo
Jorge Gómez Naredo

Javier Gutiérrez Treviño es el coordinador del Consejo de Cámaras Industriales de Jalisco. Y también es “hombre de bien” (y de bienes, claro está), de negocios, de buenos pensamientos y modales. Pertenece a las clases altas (aunque ahora ya casi nadie quiera hablar de “clases” ni de conceptos tan inapropiados como “lucha de clases”): ahí se desenvuelve, ahí habita y reflexiona a partir de los parámetros que esos sectores sociales privilegiados establecen. Por eso sus declaraciones resumen la visión de un estrato de la sociedad que se dice así misma “gente de bien”.

Cuando el niño Miguel Ángel López Rocha, después de haber caído al río Santiago y pasar varios días en terapia intensiva, murió, el empresario Gutiérrez Treviño arguyó que no era posible que una persona feneciera por probar las aguas del contaminado río. En ese entonces adujo: “Esa agua no está tan contaminada como están satanizando aunque venga de México y venga de donde venga”, y retó que él iría a tomarse un “buche” del agua putrefacta, para que la gente viera que nada pasa. Por supuesto que no cumplió su propuesta y nunca se acercó a las colonias marginales que tienen que sufrir a diario las pestilencias del Santiago.

La insensibilidad es una característica de Gutiérrez Treviño, insensibilidad hacia el dolor de la familia del niño que murió por haber cometido el grave delito de caer a un río contaminado. También es insensible ante la inconformidad social. Ha apoyado, por ejemplo, la represión, el aplastar a quienes, según él, estén impidiendo el despegue de Jalisco como potencia industrial, turística y empresarial. Cuando los vecinos del Parque Morelos decidieron decir no a la Villa Panamericana, el líder empresarial, “gente de bien”, por supuesto, amenazó a los soliviantados: les iba a pasar como “aquellos ‘amigos’ de los machetes con el aeropuerto, que quisieron presionar tanto al gobierno que al último se quedaron sin miel y sin jícara”, y encarcelados, violados y golpeados, le faltó aclarar al reputado empresario.

Las declaraciones del coordinador del Consejo de Cámaras Industriales de Jalisco resume la visión de una buena parte del empresariado jalisciense: cerrazón ante la protesta social, las movilizaciones, la pobreza, el desempleo y ante el enojo que en la sociedad provocan las erráticas acciones de las autoridades panistas. El miércoles pasado, a propósito de las más 3,500 quejas presentadas en la Comisión Estatal de Derechos Humanos en contra de la megalimosna otorgada por González Márquez a la Arquidiócesis de Guadalajara, Gutiérrez Treviño dijo: “estas personas pues tienen todo su derecho de manifestarse en contra, ¿edá?, a lo mejor están en contra de la religión, o están en contra del PAN o en contra del gobierno en funciones, pero pos eso no quiere decir que sean mayoría. Tres mil quinientas personas para siete millones de habitantes que tenemos en Jalisco, pues no me parece gravoso, ¿edá?, hasta si los juntamos de partidos de oposición los vamos a completar, ¿edá?, hay mucho más de eso.

“Entonces creo que no es una cifra que pinte para mi gusto. Creo que es más el chisme que andan haciendo esas personas que en realidad lo que pintan. Es más, les deberían de preguntar si tienen un comprobante de que trabajan, porque la mayoría de esas gentes no trabajan en nada, a la hora de levantar las denuncias deberían ‘a ver, oye, dame una identificación de dónde trabajas’. Los que se quejan son los mismos que se quejan de todo, los que no tienen trabajo, los que se manifiestan en el periférico, se manifiestan en las plazas, en las avenidas. ¡No tienen trabajo!”

Una de las reporteras que lo entrevistaba, informó al empresario que académicos de la Universidad de Guadalajara también habían alzado la voz en contra la macrolimosna, a lo cual, Gutiérrez Treviño reviró: “No son todos, pero yo les garantizo que de los 3,500 la gran mayoría no tienen empleo. Sí tienen derecho a manifestarse, pero también tienen obligación de ponerse a trabajar, porque entonces lo que no se puede es que Jalisco se detenga por personas que simple y sencillamente no tienen quehacer. Y van de un lado a otro, al tema de manifestación de moda, ¿no?”

Estas declaraciones demuestran y delinean perfectamente cómo piensan no pocos empresarios y políticos en Jalisco y cómo reflexiona la derecha oligárquica en la entidad. Según estas elucubraciones, todos deberíamos, para poder alzar la voz o mostrar públicamente nuestra inconformidad ante cualquier medida gubernamental, presentar credenciales y un comprobante de trabajo. ¡Vaya altura de miras de nuestro empresariado! Lo peor de todo es que estas personas, que denigran a quienes se manifiestan y a quienes no tienen empleo (que ellos, empresarios jaliscienses reputados, son incapaces de crear), son los mismos que dicen defender la libertad de expresión, la democracia y el progreso de Jalisco. ¿Qué más puede decir uno ante estas declaraciones de Gutiérrez Treviño que lo dicen todo?

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