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miércoles, abril 30, 2008

Opinión.- Germán Robles

Código Político
Germán Robles

30 de abril de 2008

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Mezquindad y desconfianza: la moral de los mexicanos.

Moral con la cual la sociedad toda y sus partidos han actuado irresponsablemente, y maldecido así al estado mexicano. Sobre esa moral, ninguna democracia es posible.

La doble moral de actores sociales y políticos, ponen siempre en duda sus ideas y su credibilidad.

A la vista y oídos de todos tanto el Cardenal Juan Sandoval Iñiguez y el gobernador de Jalisco Emilio González han demostrado su pequeñez, cinismo y pragmatismo. No sólo en el caso del gobernador panista por el despilfarro que ha hecho a capricho por cerca de 300 millones de pesos, que han parado en las arcas de la jerarquía católica, televisoras y empresarios afines; sino por la acción comparsa y lejana de los principios del cristianismo con los que dizque se conduce el Cardenal Juan Sandoval.

Y en una perla declarativa, el pasado domingo durante su homilía, el cardenal afirmó que “no hay rico que no haya robado…el rico es ladrón o hijo de ladrones”. Esa es una verdad a medias, porque es una expresión reduccionista y además el cardenal no dice que la riqueza de la iglesia católica tiene fundamento también en la explotación y robo históricos, pues también es rica y poderosa y así se ha valido.
Lo cierto es que existe un concepto marxista preciso que es: "la acumulación de la riqueza originaria”; riqueza de muchos, ¡que claro! está basada en el atesoramiento, el robo, la explotación del hombre por el hombre, la acumulación, especulación y el acaparamiento de trabajo ajeno, todos, elementos con los cuales se crean, se crecen los capitales y se hacen los hombres más ricos, no sólo los de Forbes. Hay mucho de razón en la afirmación del Cardenal; aunque ante la reacción de rechazo a esa declaración por parte del empresariado local y sus más grandes limosneros, al mismo purpurado no le quedo más que recular y reducir todo a que se refería a “los ricos de Forbes” (sic)... "Sí, pinchis ricos de Forbes".

So riesgo de parecer políticamente incorrecto, los mexicanos deberíamos primero mirar a nuestro alrededor, observar detenidamente nuestros vicios como sociedad, nuestra división, la polarización y marginación político social de la que somos rehenes; deberíamos observar las decadencias, la pobreza y enormes necesidades de las mayorías para que, en un esfuerzo auto reflexivo, comprender así cuál es la moral realmente dominante.

Y lejos de ser todo aquello virtuoso, hospitalario, trabajador, inmaculado y noble que se dice, o decimos que somos los mexicanos, mejor seamos realistas, nos acercamos más a ser onodinos y mezquinos. Hombres sin ideales. El mexicano promedio es como los niños que se abalanzan sobre el piso cuando se quiebra una piñata y a puños, golpes, a la vez que se arrastran, recogen los dulces y frutas. Es como el diplomático del señor “legal” que robo en las mismas entrañas de Washington los teléfonos “blackBerry”. Así es la mayoría de los mexicanos.

Es como aquellos hombres que en medio de las desgracias tales como ciclones y terremotos aprovechan la desolación, la oscuridad para saquear tiendas y comercios, no sólo comida, sino aparatos y bienes de todo tipo. De hecho estamos más cerca de ser onodinos que una sociedad honesta. ¿Y si no es así, porque entonces estamos rodeados de represión policiaca, nuestras casas parecen cárceles, elegimos gobernantes que nos roban y nuestra creciente desconfianza a todo y a todos hace de la democracia un bien sumamente costoso?

¿Porqué tenemos entonces un partido político como el PRD donde existe infantilismo, la falta de respeto a la democracia, a la voluntad de los votantes, falto de una organización interna que vele por la limpieza y claridad del proceso interno que hizo de lo que se supone una fiesta democrática una arena de lucha sobre lodo, un ring, un cochinero e irresponsable porqueriza?

Por ello tenemos a la mezquindad como elemento proactivo, como respuesta a la ambición desmedida, a esa ignorancia y mala fe que se tiene sobre los bienes y riquezas de los otros, cosa que llamamos envidia. La mezquindad es el motivo y motor de millones, y se legitima en el momento que se produce riqueza y la ídem que junto con sus ricos terminan las más de las veces siendo bien vistos, aceptados y respetados por la sociedad en que cohabitan.

Y justamente ese disfraz, hace que lo mismo políticos corruptos, falsos líderes sindicales, ladrones, narcotraficantes, los monopolios empresariales y usureros sin control se “camuflajeen” en medio de la riqueza social –que es poca en el país y en la entidad- y permeen entre esas personas “que con trabajo decente logran una riqueza modesta” -tal como lo afirmara el Cardenal el día de ayer a modo de mea culpa-, y así lograr cierta legitimación.

Del otro lado tenemos la desconfianza, cuando tenemos dudas, poca certeza sobre como los demás han creado y obtenido sus bienes y prestigios, todo lo que sea ajeno y más si es acaparado por ricos, empresarios, la jerarquía católica y políticos nos es digno de desconfianza. Digamos un “sospechosísmo” siempre fundado. Y no en vano se habla de que los mexicanos somos como una cubeta de cangrejos, que, cuando alguno quiere sobresalir, salir de la cubeta, el otro se encarga de bajarlo con sus tenazas.

Y qué decir del clásico que reza: “En México, el único y peor pecado que se puede cometer es el éxito”. ¿Y sabe qué? Son ciertos esos dichos, pero comprensibles y hasta justificables las razones por las cuales se crearon. ¿Por qué? Por eso, porque tratandose de un país tan corrupto, antidemocrático y desigual... "el éxito como pecado mortal e imperdonable” es sumamente relativo, pues quién lo afirma, lo hace las más de las veces sólo por resentimiento ante envidias, falta posterior de reconocimiento, por difamación que haya sufrido y ante la perdida de bienes o hasta por remordimiento; ¿pero qué si todos estos elementos tienen su fundamento?

¿O acaso usted cree que las riquezas de las minorías pudientes –-por sólo hablar de las mexicanas-- son bien habidas?, ¿Qué alguien puede tener bienes raíces, vehículos de lujo, negocios y concentrar poder sólo porque “trabaja duro y bien merecidos se lo tiene"?, ¿lo cree de verdad?. No friegue.

Si el “éxito como pecado” o “el cangrejo que busca sobresalir” están basados sólo en la a cumulación de bienes materiales, pantallas económicas y estatus, pero no se atiende a cuales son sus orígenes o métodos para llegar a ellos podríamos vivir aceptando una verdad a medias. En México la mayoría de las grandes riquezas se basan en el robo, la ambición por el poder, la explotación laboral, la corrupción, et. al. Y si a esta gente hay que motejarla como pecaminosa por "exitosa que es" , y como los "cangrejos mexicanos de la cubeta" tomarlas por piernas y brazos y así quitarlas o bajarlas, pues bienvenidas estas acciones.

El estado maldito.

Y el estado mexicano esta maldecido por sus huestes irresponsables, gente sin escrúpulos de ambición vulgar que ha violado siempre la ley para sobresalir y crecer económicamente. Para empoderarse a costa de los demás. ¿Dónde comienza la legitimidad del poder, de las instituciones y la vigencia de las leyes?; ¿antes o después del golpismo revolucionario de Huerta, Calles u Obregón? ¿Antes o después del fraude de Salinas en el 88?, ¿antes o después del "Chiquihuitazo" o la aprobación en 2005 de "la ley televisa"; del golpe de estado con fraude electoral del 2006?, ¿O antes o después con la entrega de las tribunas legislativas por parte del FAP?

Nadie lo sabe, ni siquiera Kafka, porque en el México mezquino, todos han violado y golpeado irresponsablemente al estado, sí, todos, gobiernos, jueces, congresistas, rojos, azules, amarillos, verdes y naranjas; y por ello entre todos se neutralizan en sus amenazas y lucha política; se amagan entre ellos mismos para coexistir como clase y en las cúpulas de esa clase política ellos mismos se encubren a nivel intramuros y quién rompa esta regla –-la del encubrimiento-- no escrita del sistema político paga las facturas. Y no es que se este inventando el "hilo negro", ni "el agua tibia"; empero, sépase que si hay mezquindad arriba es porque también la hay abajo.

Por ello un día la república puede ser impunemente vulnerada, y la voluntad popular de los mandantes –representada en el voto—llegar así ser violada, y la demanda del fraude puede ser, otro día después, sepultada por un partido de irresponsable asquerosidad electoral,--que denota incapacidad para gobernarse a sí mismo y así menos puede esperarse que gobierne a los demás—Sí. Por los mismos que denunciaron el fraude; por el caudillismo, por procesar los beneficios del fraude con otros partidos –como cuando el PRD pactó con el PRIAN la demolición del IFE a contentillo de los segundos-.

Y por ello ahora, las mismas víctimas políticas de dicho fraude electoral, con su actuar se han encargado por devastar y contradecir su demanda. Todos golpean y recomponen a su gusto al estado, primero pasando por encima de la ley, y luego amparándose en la misma para corregir sus propias tropelías a su modo, con la perversión de esa noble labor que alguna vez se llamó política.



roblesgerman@prodigy.net.mx

::Democracia Ya, Patria Para Todos. Apoyando al Peje en 2008::

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