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viernes, abril 18, 2008

Opinión - Carlos Gonzalez Garcia

El atraco de la ultraderecha

Jornada Jalisco

La macrolimosna que el gobernador Emilio González Márquez ofreció al cardenal Juan Sandoval Iñiguez para la construcción del denominado santuario de los mártires cristeros, más allá de las implicaciones legales precisas que tiene, en tanto expresión manifiesta del manejo discrecional de los recursos públicos, de la discriminación gubernamental hacia los ciudadanos no católicos y de la destrucción progresiva del carácter laico del Estado mexicano, observa implicaciones cuyas causas y posibles consecuencias resultan de la mayor gravedad para el futuro de nuestro país.

1. La transición democrática a la mexicana, tal como lo hemos señalado en múltiples artículos, es una quimera y la coartada perfecta para que la oligarquía neoliberal y la clase política que le sirve hagan de este país lo que les venga en gana, alardeando que gobiernan en nombre de todos los mexicanos y en el marco de un estado de derecho que ellos mismos han sabido colapsar.

Más allá de las heroicas gestas del pueblo mexicano por democratizar nuestro país, e incluso a despecho de ellas, la transición democrática que entregó las riendas de este país al PAN y a los grupos de la ultraderecha más recalcitrante, no puede separarse de las múltiples reformas constitucionales realizadas en tiempos del salinato, incluida en primer lugar la del Artículo 130 Constitucional que, socavando el carácter laico del Estado, otorgó facultades y privilegios a las iglesias, otrora prohibidos, que han ensanchado la influencia de la jerarquía católica en una suerte de revancha histórica en contra de las revoluciones liberales que sabiamente supieron limitar su inmenso poder.

Luego entonces, nuestra transición democrática ha implicado, en los hechos, sucesivas reformas en materia electoral que han sido incapaces de empoderar a la sociedad civil; junto con un paquete de reformas constitucionales y legales que ha concentrado el poder político y económico real en manos de la jerarquía católica, los grandes capitales y la parasitaria clase política que les sirve. Se trata, en suma, de una transición democrática simulada que ha puesto en manos de la oligarquía neoliberal el control de este país.

2. Desde que el PAN alcanzó el poder en Guanajuato, a mediados de la década pasada, al interior del aparato gubernamental y de las instituciones del Estado se infiltraron ilegales y antidemocráticos grupos paramilitares de ultraderecha que, auspiciados desde la iniciativa privada y aliados con el sector más reaccionario y desprestigiado de la Iglesia católica, han ido tomando, uno tras otro, los hilos conductores del gobierno. A decir de expertos en el tema que nunca han sido desmentidos, entre otros Alvaro Delgado, autor de la obra El Yunque, la ultraderecha al poder, Emilio milita en uno de los grupos más antiguos y agresivos de la ultraderecha: El Yunque.

Precisamente en la triangulación entre dichos grupos de ultraderecha, la jerarquía católica y los empresarios panistas en el poder es posible encontrar muchas de las causas que explican la macrolimosna como parte de un pago de favores y, sobre todo, como parte de un plan que busca la destrucción del Estado laico y la sumisión del poder público a los designios de los jerarcas católicos.

Resultaría por lo mismo saludable que, aparte de sancionar moral y legalmente la aberrante actuación de nuestro gobernador, se desentrañe y erradique la intromisión de cualesquier grupo paramilitar de ultraderecha en las estructuras gubernamentales. En dicha línea se vuelve también urgente desenmascarar los fabulosos negocios que dichos grupos paramilitares han hecho en combinación con escabrosos personajes de la Iglesia Católica y con funcionarios públicos. Tendrían entonces que hacerse públicas las causas de las gigantescas riquezas acumuladas en los últimos años por grupos como los tecos y familias como los Leaño.

Lo anterior y no las faramalladas turístico-religiosas de Emilio, redundaría en un beneficio efectivo para nuestra democracia y para la sociedad en su conjunto.

3. Ocurre que la conjura derechista es en verdad una conjura clasista, mal llamada neocristera, en tanto que la utilización de dicho término, haciendo abstracción del complejo movimiento social que representó la cristiada, oculta y deforma la esencia oligárquica, antipopular y racista de la ofensiva ultraderechista, poniendo exclusivo énfasis en el fanatismo y el oscurantismo religioso.

Una proporción nada desdeñable, tal vez mayoritaria, de católicos jaliscienses no se han mostrado contentos ni con la macrolimosna ni con el acendrado e irrespetuoso proselitismo religioso de Emilio. Resulta más que probable que en la llamada iglesia de los pobres, todavía arraigada en la diócesis de Ciudad Guzmán, que en las comunidades eclesiales de base o en los denominados grupos de barrio, la visión de la macrolimosna no sea la misma que tienen Emilio y Sandoval Iñiguez.

Las tesis ultraderechistas de Emilio y Sandoval, al igual que la plataforma ideológica de Hutchinson, firmemente respaldada por el régimen petrolero-militarista de Bush, corresponden a los intereses de un reducido pero poderoso grupo de poder. En el caso mexicano un importante sector de la oligarquía neoliberal profesa o tolera las concepciones del dúo Emilio-Sandoval, pues, detrás de su hipócrita religiosidad existen poderosos intereses económicos, comerciales y políticos que, por supuesto, están suscritos a favor de la repudiada macrolimosna

::Democracia Ya, Patria Para Todos. Apoyando al Peje en 2008::

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