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martes, febrero 26, 2008

Impensable e imparable movimiento ciudadano


María Teresa Jardí - Por Esto

Lo más destacable, para mí, de la multitudinaria concentración del domingo frente a la Torre de PEMEX, es que la gente haya abucheado a los traidores legisladores perredistas. Legisladores a modo del prianismo, quienes, porque se mueve como pato, reconocen a un usurpador como presidente de la república. Habla bien, sin duda, del movimiento ciudadano que se está construyendo pese a todo, el detalle.
Y al señalar lo anterior no pretendo, como es evidente, restarle importancia a los muchísimos asistentes ni menos aún a los muchísimos más que ahí estuvimos representados.

Pero lo otro habla de dignidad y la dignidad es lo primero que se tiene que recuperar para empezar a funcionar realmente como ciudadanos.

Ciudadanos cuestionadores del ejercicio del poder que, como servicio público, se delega en los miembros de los partidos políticos que, se convierten así, porque les delegamos temporalmente el ejercicio de un trabajo magníficamente bien remunerado, en funcionarios, no en dueños de la nación ni menos aún de la nación minimizada a la categoría de un rancho particular del que llega a Los Pinos cada sexenio, desde hace ya demasiados sexenios y así es como hemos llegado a tener a un hijo de padre y madre gallegos como administrador del rancho del que un usurpador está convencido que es el dueño, violando la Constitución y todo lo violable. Perdida la ética no hay crimen por más atroz que sea que no sean capaces de cometer los que avalan a un usurpador.
Si no entienden lo anterior los perredistas no son opción de cambio y nada tienen que hacer en un evento ciudadano. Traidores, incluso por mediocres, criminales avaladores también de la LEY GESTAPO.

Peores que los prianistas que no fingen ser más que lo que son: pederastas y ladrones, inútiles mantenidos con los salarios más altos del planeta por un pueblo que ya se ubica en los primeros lugares entre los más pobres de la Tierra.
Sin ir muy lejos. Pensemos en Mérida. Hace seis años era raro ver pasar a una persona pidiendo limosna por los portales de la Plaza Grande. Hoy no hay calle del Centro que no tenga a alguien pidiéndola.

Se puede entender que se busque el cambio, como ha hecho AMLO, sin tener que pasar por una confrontación armada. Pero a los usurpadores se les denuncia y se les combate con la razón desde cada trinchera. Y esa es la única forma, quizá, de evitar lo que saben el usurpador y sus compinches que vendrá: una confrontación armada, lo saben e incluso lo promueven, pensando que así el mundo se olvidará de los ladrones, pederastas y criminales, que son los que detentan el poder en México y para eso es la LEY GESTAPO: para reprimir de manera “legalizada” a quien denuncie, al que proteste, al que se oponga a la entrega de los bienes de la nación a corruptas empresas transnacionales a cambio de una buena lana para irse a disfrutar ellos, consumada la traición, al extranjero.

Lo que no podemos permitir, adonde vayan, si se consuma la traición deberán ser abucheados también por los ciudadanos del mundo. Y unos traidores también son los legisladores perredistas a los que no debe permitírseles que se quieran montar en el movimiento ciudadano, como lo está haciendo también Cuauhtémoc Cárdenas y como están queriendo hacer algunos priístas e incluso algunos panistas. No señores, la defensa de PEMEX es un llamado de AMLO al que responde el movimiento ciudadano. Movimiento ciudadano impensable, que crece y crece, y en el que, claro, buscan quedar acomodados los que tratan de estar siempre en todos los escenarios.

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