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martes, enero 29, 2008

Reseña Estratégica del 28 de Enero.



Calderón reorganiza su Gabinete con miras a reformas anti-nacionales.

Reseña Estratégica, 25 de enero de 2008
(http://www.msia.org.br).- Felipe Calderón inició el año con una significativa reorganización de su Gabinete de gobierno, cuya característica es fortalecerlo designado a miembros de su equipo personal de trabajo en puestos claves de la política nacional. El caso más notable, es la designación como titular de la estratégica Secretaría de Gobernación del joven de origen español, Juan Camilo Mouriño, quien se hizo poderoso siendo el jefe de la coordinación de asesores de la Presidencia durante el primer año de gobierno. Los cambios alcanzaron a la social y políticamente relevante Secretaría de Desarrollo Social, con la designación de Ernesto Cordero, quien venía fungiendo como subsecretario de egresos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. German Martínez, el nuevo presidente del partido político en el poder, es también parte del equipo personal del Presidente. Se esperan otros cambios. Lo relevante es que se trata de una reorganización con direccionalidad política, fundamentalmente a lograr dos reformas que afectan estratégicamente el futuro del país: la energética y la laboral.

No obstante que el nuevo secretario de Gobernación ha venido reiterando que no se pretende privatizar las estratégicas industrias energéticas nacionales, PEMEX y la Comisión Federal de Electricidad, la verdad es que sí promueven desde las oficinas del gobierno, sectores legislativos y empresariales, una "apertura a la inversión privada" para cumplir el cometido de la globalización neoliberal de imponer una abdicación de la responsabilidad del Estado en la inversión en dichos sectores, logrando con ello, de facto, una privatización que viene ocurriendo por mecanismos que le dan la vuelta a las disposiciones constitucionales.

El nombramiento de Juan Camilo Mouriño ha despertado la máxima suspicacia política sobre la constitucionalidad de su nombramiento, pues es del todo oscuro si se trata de un mexicano por nacimiento o por naturalización. Sólo puede ostentar el cargo al que lo asignó Felipe Calderón si es mexicano por nacimiento.

La suspicacia es mayúscula, toda vez que los prósperos negocios de la familia Mouriño en el estado de Campeche donde se asentaron, están vinculado a la industria petrolera con amplias ramificaciones en España. En aquel país, por su lado, también existe desde varios años atrás la sospecha en torno a la actividad empresarial del padre, si bien sólo ha quedado en ello.

Juan Camilo Mouriño se unió al destino político de Felipe Calderón Hinojosa con mucha anticipación, cuando en la a la LVIII Legislatura de 2000 a 2003 siendo el segundo el coordinador de la fracción panista en la Cámara de diputados, el primero fue presidente de la Comisión de Energía desde donde impulsó la discusión por la reforma constitucional que permitiera la inversión privada en PEMEX y CFE. Fue designado coordinador general de Asesoría y Enlace Institucional de la Secretaría de Energía, cuando Calderón Hinojosa fue titular de ésta, después fue nombrado subsecretario de Electricidad de esa dependencia, cargo al que ambos renunciaron en 2005. Antes de ser el encargado de la Oficina de la Presidencia (dic.2006-enero 2008) fue coordinador general de la precampaña de Felipe Calderón por la candidatura del PAN a la Presidencia de la República, así como de la campaña presidencial y en marzo de 2005 quedó como vicecoordinador.

Tempestad financiera y crisis sistémica: "Planes B", el retorno de los Estados nacionales.

Reseña Estratégica, 25 de enero de 2008 (
http://www.msia.org.br).-El carácter sistémico de la crisis que barre las altas finanzas mundiales ya es admitido abiertamente por importantes personajes del Establishment internacional. Detrás de lo que fuertemente ha sacudido los principales centros financieros y algunas de las instituciones consideradas abanderadas del llamado capitalismo de mercado, lo que se está manifestando es un proceso de profunda disfuncionalidad de un sistema basado en el control de los flujos de crédito por instituciones financieras privadas organizadas en torno a bancos centrales independientes, según el modelo establecido con la creación del Banco de Inglaterra hacia finales del siglo XVII.

Aunque semejante sistema no ha sido siempre hegemónico en este período -de hecho, el despegue de las principales naciones industrializadas exigió una considerable participación de las instituciones de los Estados nacionales en los procesos económicos y financieros- si fue crecientemente dominante a partir de la década de 1970, con la desregulación promovida a partir del eje Londres-New York-Washington. Con su continua desconexión de la economía real, el sistema financiero mundial fue convertidos en un gigantesco casino especulativo, movilizando activos cada vez más complejos y ficticios, en cantidades que ya superan entre 8 y 10 veces el PIB mundial, formando una colosal "pirámide" que, tarde o temprano, tendría que llegar a un límite físico provocado por su inestabilidad intrínseca. Aparentemente, este momento llegó y, ahora, como suele ocurrir en tales ocasiones, los Estados nacionales soberanos, se verán forzados a intervenir y promover una limpieza del cochinero dejado por los mercados, con el objetivo de mitigar los impactos en la economía real y entre la población en general.

Un importantísimo indicativo de las acaloradas discusiones entabladas en los altos círculos de las decisiones internacionales -y de la manera como ciertos sectores del Establishment están viendo el escenario global- es la columna del editor económico y editor-asociado del diario londinense The Times, Anatole Kaletsky, publicada el jueves 17 de enero. Kaletsky no es cualquier periodista, sino uno de los portavoces de la City de Londres y fue también editor del Financial Times. Por lo que sus palabras merecen una cuidadosa atención.

Desde el propio titular, sugiere cambios de rumbo. "Debemos pagar nuestro precio: los gobiernos tendrán que socorrer a los bancos, a cambio, estos deben cambiar sus actitudes". En seguida, ya sin medias tintas, afirma que será inevitable la nacionalización de la financiera Northern Rock, una de las primeras víctimas internacionales de la implosión del mercado de hipotecas subprime estadounidense. Dice:

"Si ustedes piensan que (el primer ministro) Gordon Brown tiene un gran problema político con la inminente nacionalización de Northern Rock -que, está claro, lo tiene, en gran medida por causa de su propia obstinación en tomar esta inevitable decisión- echen un vistazo al otro lado del Atlántico, en lo que le pasó esta semana al Citigroup y a Merrill Lynch, respectivamente, el mayor banco del mundo y la mayor firma corredora de acciones en el mundo (por lo menos hasta antes de sus recientes problemas).

"El martes, estas dos compañías, universalmente reconocidas como las mayores y más impetuosos símbolos de la hegemonía financiera de América y del triunfo del capitalismo de mercado en cada lado del mundo, fueron forzados a levantar 21 mil millones de dólares de capital nuevo junto a fondos nacionales de inversiones controlados por gobiernos de Asia y Oriente Medio. Estos socorros elevaron a 35 mil millones de dólares el capital recibido por Merril Lynch y por Citigroup en los últimos tres meses, y es casi cien mil millones de dólares la cantidad de inyecciones de dinero vivo en instituciones financieras occidentales hechas por los fondos de riqueza soberana o por las familias gobernantes de Abu Dhabi, Kuwait, Dubai, Arabia Saudita, China, Singapur y Corea del Sur.

"Todo mundo puede ver la presente ironía del hecho de que los más orgullosos y ruidosos proponentes de la libre empresa estilo estadounidense estén recurriendo humildemente, de capa caída, a los capitales de Asia y de Arabia (sic), mendigando alguna asistencia gubernamental, después de que los administradores privados de dinero en Wall Srtreet les patearon los dientes. Pero más allá de la dramática ironía, el titular verdaderamente notable del noticiario financiero de esta semana no fue el tamaño o el origen de las nuevas inversiones, que ya eran esperados, sino la reacción de los mercados a esas noticias.

"En vez de dar un suspiro de alivio, por el hecho de que sus dos y mayores instituciones que se encontraban en el corazón del debacle crediticio del año pasado habían sustituido a sus administraciones y levantado capital suficiente para sobrevivir y volver a los negocios, inversores y analistas redoblaron su pánico.

"(….) La reacción negativa implica, primero, que en el futuro próximo, esos y otros bancos de EU tendrán que levantar aún más dineros en Asia y en el Oriente Medio -y recapitalizaciones similares serán también, ciertamente, necesarias en Europa, en uno o dos meses.

"Como resultado, los fondos de riqueza soberana asiáticos y de los países exportadores de energía se volverán en breve, los mayores accionistas en la mayoría de las principales instituciones financieras estadounidenses y europeas. En este sentido, los auxilios al Citibank y a Merril Lynch serán recordados como cuadros, señalando un cambio decisivo en el centro de gravedad del mundo económico en directo a Asia, después de cinco siglos de dominio económico y, por consiguiente, político, de Europa y de América".

Aún más relevantes son los cuatro parágrafos siguientes:

"Según, si los mercados estuvieran correctos en su inicial reacción pesimista, entonces, inevitablemente, esas inyecciones de dineros vivo no serán vistas como inversiones prudentes, sino como socorro gubernamental. Esto, en cambio, implicará que la actual crisis financiera global, simplemente, no puede ser solucionada por las fuerzas privadas del mercado. Si la confianza de los mercados en bancos dañados no puede ser restaurada, por más dinero nuevo que levanten y cualquier cambio administrativo que promuevan, entonces, los gobiernos y reguladores en todo el mundo se verán delante de una enseñanza drástica.

"O tendrán que aceptar un largo período de parálisis financiera, llevando inevitablemente a una profunda recesión global y, tal vez. Hasta a una década de depresión al estilo japonés, o tendrán que salir al frente con un Plan B, involucrando algún tipo de intervención del sector público que pase por encima de las fuerzas del mercado. Esto, igualmente, representaría un marco importante, en lo que hasta recientemente parecía el inevitable progreso del capitalismo de libre mercado en todo el mundo.

"Lo primero de estos dos graves hechos -el cambio del centro de gravedad de la economía mundial- suscita toda suerte de cuestiones sobre las filosofías políticas y sociales, así como económicas, que dominarán la historia mundial en las generaciones venideras. Pero estas son cuestiones para años o décadas de calmadas reflexiones, y no para juicios instantáneos al calor de una crisis financiera.

"El segundo tema -si la intervención gubernamental será necesaria-tendrá, ahora que ser enfrentado muy rápidamente, probablemente, en pocas semanas. Sea como sea esta intervención, en forma de garantías o subsidios gubernamentales, reducciones drásticas en las tasas de interés, cambios forzados en contratos de empréstitos e hipotecas u otras formas reguladoras y contables, ciertamente, los gobiernos de todo el mundo estarán dispuestos a actuar en una escala mayor de lo que habrían imaginado hasta hace unos cuantos meses".

Los parágrafos finales dejan implícita la extensión de la devastación causada por los excesos especulativos de los "mercados", a juzgar por los resentimientos generados al interior del propio Establishment, que trasparecen en las duras palabras de Kalesky contra las prácticas de las instituciones financieras:

"Las industrias, preguntan, con frecuencia, porque los banqueros deben obtener del gobierno un apoyo que no está disponible a otros negocios que enfrentan problemas. Pero la respuesta es bastante simple: la banca es diferente de otras industrias, porque las economías de los depositantes deben ser protegidas y, todavía más importantes, porque una interrupción de los empréstitos bancarios tienen efectos catastróficos y universales en la economía como un todo. Esta simple realidad vuelve inevitable que los gobiernos salgan al rescate de los banqueros, pero ella debería también imponer deberes y responsabilidades a los bancos. La lección de la actual crisis es que esos deberes de cuidados han sido ignorados por muchos banqueros - y todavía sigue siendo despreciadas.

Hoy mismo, encontrándose al borde de la insolvencia y siendo forzados a levantar miles de millones en dinero nuevo para sobrevivir, la mayoría de los principales bancos internacionales está pagando grandes - y en algunos casos, crecientes- bonos a sus financieros, enormes indemnizaciones a sus fracasados directores y dividiendo a sus accionistas (…)

"Si los bancos tuvieran que continuar recibiendo garantías gubernamentales implícitas, entonces, tendrán que ser tomadas medidas regulatorias para asegurar que esas garantías sean reflejadas en sus administraciones financieras, políticas de remuneración y controles de riesgos. La manera exacta de cómo será hecho es un asunto complejo, que economistas, financieros y políticos tendrán que debatir y que, probablemente, encontrarán respuestas diferentes en diferentes países.

"Pero. Claramente. Alguna cosa deber ser hecha para asegurar que los bancos, sus funcionarios y sus accionistas paguen un precio adecuado por el seguro implícito que disfrutan de los gobiernos y contribuyentes. Estén estos gobiernos en América, Europa, Asia u Oriente Medio. En el caso de Gran Bretaña, asegurar que los accionistas de Northern Rock perciban cada centavo de sus inversiones sería un buen comienzo".

Como el lector percibe, estamos ante un texto potencialmente histórico. Además de no ser de diario que un conocedor de los altos círculos dirigentes se manifieste con tanta candidez y contundencia, sus consideraciones sugieren una casi certeza de que un cambio histórico de fase está en marcha. Por ello mismo, la seguridad con la que habla acerca de la inminencia de una nueva fase de vigorosas intervenciones estatales en el sistema financiero -los "Planes B"-debe servir de advertencia para que los lideratos y las autoridades gubernamentales de países como Brasil, Argentina, México y sus vecinos iberoamericanos preparen sus respectivos planes de contingencia, para no ser tomados por sorpresa por un eventual desarrollo rápido de la crisis -la cual es mucho mayor de lo que explican las palabras de Kalesky.

Discusiones sobre la multipolaridad y la ¿soberanía?

Reseña Estratégica, 25 de enero de 2008 (http://www.msia.org.br).-La fase terminal de la hegemonía estadounidense parece ser una realidad que toca gradualmente a importantes grupos del Establishment, los cuales admiten -al menos de palabra- que el país tendrá que convivir en un nuevo panorama de influencia internacional compartida. La interrogante que queda en el aire es sí en la necesaria reorganización del poder mundial, la soberanía de los Estados nacionales, con todo lo que implica, prevalecerá, o será relegada a un sistema de nuevas esferas de influencia, o de soberanías "limitadas". Por ejemplo, en una entrevista con el Washington Post, publicada el 16 de diciembre de 2007, el secretario de Defensa Robert Gates dijo francamente, "vivimos ahora en un mundo multipolar'.

En la misma línea, el presidente del selecto Consejo de Relaciones Exteriores de Nueva Cork (CFR), Richard Haass, se manifestó en una entrevista concedida a la agencia japonesa Nikkei, divulgada en el sitio del CFR el 13 de diciembre:

"La era en que los Estados Unidos disfrutaban de predominancia está llegando a su fin… Se puede pensar en un futuro en que los Estados Unidos pierden parte de riqueza y poder mundial, y esto es probable. Ya lo estamos viendo con el surgimiento de esos gigantescos fondos de riqueza soberana… Por otro lado, una posibilidad, que considero altamente improbable, es que surjan uno o dos países, por ejemplo, China…No creo que nos estemos moviendo de un país predominante hacia otro. Es más probable que evolucionemos para un mundo en que coexistan varios países y corporaciones y organizaciones regionales e internacionales y, posiblemente grupos terroristas. Probablemente nos estamos moviendo a un mundo mucho más complicado, y no dominado por uno o dos países. Lo que importa es cuan cooperativo será ese nuevo mundo, en paz, altamente integrado económicamente, o cuanto podrá deteriorarse, dónde se volverá más violento, dónde surgirá el proteccionismo económico y si existirán más Estados colapsados. Entonces, nuevamente, estamos seguros de estarnos moviendo lejos de un mundo en que los Estados Unidos disfruten de una posición dominante."

Asimismo, fue reveladora la divulgación de la evaluación de la Estimación de Inteligencia Nacional (NIE, por las siglas en inglés), al inicio de diciembre, que presentó como infundadas las acusaciones del gobierno de George Bush sobre el programa nuclear militar de Irán e infringió un duro golpe al grupo neoconservador encabezado por el vicepresidente Dick Cheney, el cual representa la misma encarnación de la fuerza militar como único instrumento de política externa.

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