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lunes, enero 07, 2008

La censura a Aristegui, los epicentros de la opinion publicada y el poder

Código Político
Germán Robles
07 de enero de 2008



La censura a Aristegui, los epicentros de la opinión publicada y el poder.


Termina el puente Guadalupe Reyes e inicia verdaderamente para la “mediocracia” el año a nivel político e informativo, la mayoría de los agentes de la superestructura capitalista mexicana, entre los que se encuentran los potentados comerciales, los parasitarios burócratas de primer y segundo nivel, magistrados, personal académico y administrativo de los centros de enseñanza, wannabes de ingresos superiores a la media y la plantilla estudiantil regresan ya a la actividad cotidiana. A partir de ahora es cuando la coyuntura mediática vende más.

Y una de las primeras del año -de notoria trascendencia en el tema de la libertad de expresión y el ejercicio de la prensa- es el cese del programa de radio “Hoy por hoy” y de su conductora la periodista Carmen Aristegui después de cinco años ininterrumpidos en uno de los noticiarios matutinos más escuchados y críticos en la radio -sólo después del conducido por Gutiérrez Vivó- y que se caracterizó por destapar más de una cloaca incómoda.

El tema no sólo pone en evidencia la falta de sensibilidad hacia la opinión y propuestas de los radioescuchas, del auditorio; ni consterna sólo por el trato grosero que recibió la periodista y su salida del aire, sino que, además, pone de nuevo en la mesa de debate el tema de las libertades, la democratización de los medios y la necesidad de terminar con el oligopolio comunicacional y mediático de empresas tales como Televisa.

El hecho advierte –por enésima vez- sobre la gravedad de no limitar –democráticamente- el número de concesiones y espacios de comunicación a esta empresa; y preocupa más aún que después de la supuesta “alternancia política” se haya hecho muy poco o nada en términos de reformar a fondo la ley general de radio y televisión, condición sine quan non se puede ampliar la libertad de prensa y sancionar abusos como el desequilibrio en la información, la acción de monopolio de medios, etc.; que terminan en casos como la caprichosa salida del aire de múltiples programas y periodistas sólo por un plumazo oficial o de un grupo privado.

Y es que, efectivamente, ese es el punto fino de los medios en México, maniatados por vulgares mercaderes y el propio gobierno, quienes su voz es la única “sonante y cantante” y el subsecuente atropello al legítimo ejercicio periodístico que “peca” de asumirse lo más libre y objetivo posible; la complicidad entre la iniciativa privada, grupos de poder político –el régimen y el oficialismo históricos-; hacen posibles la privatización sistemática del IMER, es decir, su comercialización al amparo del gobierno; la salida de espacios frescos como la extinta barra de “Café encuentros” que se transmitía por frecuencia radial en el Valle de México, y que si bien no era un espacio netamente crítico ni atraía el “rating” como un imán, no dejaba de ser un espacio plural que salió del aire por una decisión oficial y al igual que a Carmen Aristegui a los barones del espectro no les importo consultar a la audiencia.

En este contexto, no entraremos a detalles internos del cómo se dio la salida de Aristegui, ni nos importa lo miserable que pueda ser el grupo español Prisa -copropietario de Radiopolis, donde Televisa tiene el 51 por cien de las acciones, ergo, golpe de mano- sino en el por qué, ahí es donde está el detalle, y parte de las claves sólo pueden ser reveladas por la misma periodista, pero entre tanto podemos echar mano de lo que ya sabemos, y es que el 2007 -y aún hoy en el 2008- ,lo que pase en materia política y de medios gira ineludiblemente en torno al procesamiento posterior del fraude electoral del 2006 y su respectiva repartición de cuotas y premios de consolación recibidos a manos abiertas tanto por azules, rojos como amarillos.

Los reajustes y acomodos no sólo se dan en materia electoral, ni en actores políticos, tampoco en las reformas, ni en el allanamiento “legal” de morada, ni en acuerdos cupulares en ambas cámaras, sino también en la contraparte afectada por algunas de sus decisiones, ¿de quién se trata? de la fábrica de estupideces cuya matriz se ubica en Chapultepec 18, a la cual se le arrebató el multimillonario pastel de los spots y Carmen Aristegui con su cobertura y espacio a actores clave de la reforma electoral, fungió –como pocos periodistas- casi como actor político desde los medios, su postura crítica, incisiva y libre, le valió la venganza de la televisora.

Misma venganza empresarial -con otros grupos- que vivió Ricardo Rocha, o un Gutiérrez Vivó quién salió del aire -con su longevo programa Monitor el 29 de junio de 2007- gracias al acoso oficial y comercial del seudo régimen del presidente “legal”; y la salida de barras de opinión como café encuentros y programas de radio como el de Carmen Aristegui giran en el mismo sentido; en un fenómeno similar al régimen de Luis Echeverría donde destacó el golpe a Excélsior, con la diferencia de que esas rupturas hoy se procesan de forma distinta, pues hace tres décadas la purga de periodistas llevo a una sinergia que creo al semanario “Proceso”.


Y sin embargo, lo que hoy ocurre parecen ser más bien atropellos individuales, pues si bien se golpea a todo un gremio, tanto Ricardo Rocha como Gutiérrez Vivó, como muchos otros, reincorporaron sus firmas periodísticas en medios alternativos y podríamos decir que al paso del tiempo recuperaron sus espacios. De tal suerte que no existe una reacción colectiva proporcional, frente a un fenómeno común. La misma Carmen Aristegui tiene las puertas abiertas en la mesa de “Primer Plano” –canal once- su espacio en CNN, una columna en Reforma, etc.; es decir, su salida de Radiópolis es más bien una perdida para Televisa, más que para ella misma, todos ellos siguen sus carreras en curso y separados.

Así que la preocupación no es tanto por lo que hace a cada periodista particular, sino a la afección al derecho a la información ciudadana, sus libertades y la falta de espacios, de consulta, es el auditorio quién una vez más pierde y todo porque le pedimos “peras al olmo”. Contradicciones que se reflejan en el llamado de algunos sectores obradoristas que llaman al boicot a Televisa, a sus filiales y a Radiópoli(o)s por la medida tomada, ¿qué rayos no se supone que ya se venía aplicando dicho boicot?, ¿o por tratarse de periodistas afines como Aristegui se puede hacer una excepción?, ¿boicot de coyuntura o qué carajo?

Y si de contradicciones de la llamada resistencia civil hablamos, valga enunciar la contradicción del propio López Obrador que en su discurso se va a la yugular de los delincuentes de cuello blanco, de los banqueros, de la porqueriza del Fobaproa, pero eso sí, no le alcanza para administrar sus propios fondos de Honestidad Valiente y no sale de apuros con HSBC para terminar con Banorte, con la misma banca del asqueroso sistema financiero que critican.

Y cierto, es muy lamentable la censura y el acoso de medios y gobierno que sufren periodistas y la salida del aire en un medio masivo y un fuerte para Carmen Aristegui, un medio que sin duda le hacía tener su mayor número de seguidores y le doblaba sus bonos de credibilidad.

Pero es más lamentable que se pierdan opciones de información, que se las tengamos que reprochar al mismo diablo, que no exista una legislatura moderna tanto para medios privados como públicos y que se le “regatee” a Televisa los mismos; y si no –dicen algunos- te aplico un “boicot”. Si en abonos. ¿Y los medios sociales? No, de eso no hay debate, al ciudadano común no le importa construir la información desde abajo, mejor defiende a los periodistas que con todo lo objetivo y “libres” que puedan ser, no dejan de estar en la lógica del dinero y el poder, allá arriba.

El caso Aristegui, y las crisis entre periodistas y medios no es más que producto de una rebatinga entre poderosos, una kafkiana mezcla de venganza político-comercial, de una empresa –Televisa- que confirma que su pretendida “pluralidad” de plástico no es más que una simulación donde la manada tira hacia el mismo lado.

Periodistas que surgen de los epicentros de la opinión publicada y que a ellos se deben, y cuando el periodismo es el modus vivendi, no hay libertad y objetividad que no pueda ser pendida por el dinero y las estrategias de comercialización; ¿pues qué creía?, sí, todos ellos también comen, y lumbre si les es preciso, sino pregúntenle a muchos de los ahora seudoperiodistas y payasos que se “queman” en tercer grado.

Una por una las empresas en las que colaboran terminan “tronando” en contra de sus periodistas según sus intereses económicos, al final, en el peor de los casos sólo queda el periodista, el periodista sólo, en un sistema de prensa y medios comerciales. El fraude electoral es el punto de quiebre, da casi para todos, incluso se podría hablar de la “economización del fraude del 2006”.

Sistema que por cierto, basa sus cabezas, columnas y tendencias bajo la máxima de obtener el mayor número de pesos y centavos. No hay veracidad, ni objetividad por encima de ello. Por consecuencia traen al ciudadano –informativamente- de un lado a otro según les pegue la gana, porque la noticia política se vende más y se programa, -casi se crea- por encima de noticias o hechos imponderables, espontáneos y pasajeros, (sino es que los politizan). Vale la pena preguntarse si los periodistas que se leen en la prensa o se escuchan en la radio, dicen lo que nosotros interpretamos y comprendemos, o sí por lo contrario, nos dejamos llevar, halar y ser parte de su juego y de algún grupo de poder con alturas de miras bastante bajas.

¿Nosotros construimos el juego de la información y lo integramos al beneficio colectivo?, O será más bien todo lo contrario; que el ciudadano común no es más que un apéndice dentro de un juego periodístico prefabricado y se convierte en un simple y vulgar consumidor de noticias. Pequeño dilema, de ello dependerá lo que leemos y como establecemos un juicio en el juego de la información. Hasta la próxima en esta cuarta república que a partir de ahora se llama Código Político.

roblesgerman@prodigy.net.mx



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