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domingo, noviembre 11, 2007

Opinión - Jorge Gomez Naredo

Hipocresía: la austeridad según González Márquez

La Jornada Jalisco

Emilio González Márquez ha retado a los poderes Legislativo y Judicial del Estado de Jalisco para que entren en lo que él, el gobernador, piensa es la austeridad: la supresión de plazas. Esta “propuesta” contradice lo que había planteado el Ejecutivo local en el proyecto de presupuesto de 2008 enviado días antes al Congreso del Estado para su estudio y aprobación: ahí proponía la creación de más de 300 plazas. El extraño cambio de visión obedece a que desde el poder legislativo y desde la opinión pública se criticó la creación de nuevos puestos. Por eso el gobernador reculó y desafió: “Me parece pertinente lo que propone el diputado [Jorge] Salinas, y yo propongo que esa austeridad que necesitamos para Jalisco sea en todo el gobierno, en el Ejecutivo, en el Legislativo y en el Judicial. Y propongo una cantidad: los trabajadores que existían en diciembre de 2006”. Vaya mutaciones que sufren las propuestas del ejecutivo en tan pocos días.

No cabe duda que es sano hablar de austeridad, sin embargo, ésta no es la simple eliminación de plazas: plantear una medida donde se supriman puestos de los más bajos y se mantenga los altos es una actitud hipócrita y cínica, pues no se ataja el problema de una manera integral y solamente se busca acallar las críticas. Es la misma visión que tuvo el alcalde de Zapopan, Juan Sánchez Aldana, cuando arguyó que a los trabajadores del Ayuntamiento no se les podía aumentar el sueldo porque no había presupuesto, pero a él y a los regidores, ya se les había incrementado insultantemente sus estipendios.

La austeridad que necesita el gobierno de Jalisco no es la supresión de plazas de bajo nivel y el mantenimiento de los sueldos de los altos funcionarios y de los asesores. Eso es engañar, pues no se pone atención a lo que en realidad se debe aminorar: los elevados gastos de la élite política. No se captarán más recursos si se despide a trabajadores que ganan de 1,500 a 3,000 pesos: lo que se pueda “ahorrar” con dicha medida no solucionará los problemas de falta de dinero para proyectos de inversión. Se precisa que se ponga un hasta aquí a los excesivos sueldos de los altos funcionarios, a sus gastos desmesurados en comilonas, francachelas, telefonía, viajes al extranjero, banquetes con el empresariado, en fin, a todos los lujos de los cuales gozan estas personas que dicen gobernar. Y claro, se necesita un reparto de los dineros equitativo y siempre pensando en el bien de los marginados, de los pobres, de los que siempre pierden.

Si se eliminaran muchas de las plazas que ahora existen y se dejara la situación como en diciembre de 2006, los altos funcionarios tendrían la justificación deseada para argumentar que no se logran los proyectos ni se atiende bien a la sociedad: “falta de personal”, argüirían. Además, la propuesta de Emilio González Márquez, como ya es costumbre, no tiene sustento ni se basa en análisis profundos. Son ocurrencias de un día. Es importante que se hable de austeridad, que se discuta cómo eliminar el dispendio que significa la excesiva burocracia, pero se debe comenzar por arriba y no por abajo, se debe iniciar la tarea por reducir los gastos de los altos funcionarios y no por eliminar y dejar sin empleo a cientos de trabajadores que hoy apenas sobreviven.

La austeridad para González Márquez es sinónima, según sus propias declaraciones, de la eliminación de plazas. Ésta, sin duda, es una mirada obtusa. La austeridad es mucho más: es la reducción de los elevados sueldos de los altos funcionarios, es el ahorro en materiales de consumo cotidiano en las oficinas de gobierno, es el intento por suprimir viajes superfluos al extranjero y a otras partes del país, es eliminar la larga lista de costosos asesores que, según se observa por la manera en cómo se comporta la jerarquía de los poderes Ejecutivo y Legislativo, no trabajan o son incompetentes.

La “propuesta” de austeridad dada a conocer por González Márquez es tan nimia y tan fuera de lugar que el gobernador insiste en aumentar el pago del refrendo y en pedir un crédito. No se busca implantar un programa de verdadera austeridad. Lo que se pretende con esta medida hipócrita y cínica es, mediáticamente, colocar en el pensamiento de los jaliscienses la sensación de que el gobierno de Jalisco hace todo lo posible por ser austero y cercano al pueblo.

Si el gobernador pensara realmente en austeridad, no hubiera regalado más de 60 millones de pesos a Televisa, recortaría drásticamente el salario de todos los altos funcionarios del gobierno local, erradicaría los costosos viajes al extranjero e instaría a todas las autoridades del estado a hacer lo mismo. Ahí sí que se buscaría la austeridad. Con el anuncio que realizó el viernes pasado de suprimir plazas y dejar el mismo número de trabajadores que había en diciembre de 2006, lo único que se busca son las cámaras de televisión. Y sí, ahí el gobernador sonríen, sonríe, sonríe: ¡les gustan tanto los reflectores!

::Democracia Ya, Patria Para Todos. Apoyando al Peje en 2007::

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