Crímenes "naturales".

Los crímenes "naturales" del neoliberalismo en Tabasco.

(La siguiente es la editorial del informativo Página Iberoamericana Vol. 4 No. 11, correspondiente al mes de noviembre de 2007.)

Reseña Estratégica, 16 de noviembre de 2007 (http://www.msia.org.br/).-
Así como el ex vicepresidente norteamericano Al Gore culpó al calentamiento global por la catástrofe que causó el huracán Katrina en Nueva Orleans en su mentiroso documental Una verdad inconveniente, el gobierno mexicano usó la misma explicación para justificar las catastróficas inundaciones ocurridas al final de octubre en los estados de Tabasco y Chiapas.

Sin embargo, crece en el país la certeza de que los típicos fenómenos metereológicos juegan en la balanza un peso menor que la visión utilitarista de la vida pública movida por la ganancia. Es un hecho que, a partir del gobierno del malhadado Carlos Salinas de Gortari (1988-94) la nación se convirtió en un laboratorio de políticas neoliberales, transformando los servicios públicos en mercancías en detrimento de la acción del Estado nacional en pro del bienestar general de la sociedad.

Aunque todavía en gran parte se encuentre bajo control estatal, por intermedio de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), el sector energético es uno de los blancos principales de la embestida, y la generación privada de electricidad ha llegado a ser ya 30% de la generación total, provocando grandes distorsiones en el funcionamiento del sistema eléctrico que no están ajenas a la tragedia reciente. Las inundaciones fueron provocadas por la precipitación de 1000 mm de lluvias sobre Tabasco y Chiapas en solo tres días que cayó sobre las cuencas de los ríos Grijalva y Usumacinta. La extensión del desastre fue ampliada por dos factores: 1) la inexistencia de infraestructura de contención en el Usumacinta- donde, dicho sea de paso, el aparato indigenista-ambientalista internacional se emperra en bloquear el crucial proyecto binacional (con Guatemala) de Boca del Cerro; y 2) las cuatro plantas hidroeléctricas existentes en el Grijalva estaban operando por encima de sus limites de seguridad, represando más agua y generando menos energía que la que se recomienda, para justificar las operaciones de centrales termoeléctricas privadas controladas por empresas españolas.

Aunque las represas de La Angostura, Chicoasén y Malpaso hayan conseguido retener 100% del volumen de agua captado, la cuarta, Peñitas, solo consiguió retener la tercera parte, siendo forzada a liberar el restante, lo que detonó como una bomba de agua sobre Villahermosa.

Un informe oficial de la propia CFE, divulgado por La Jornada del 9 de noviembre, ya describía el problema: "es de suma importancia reconocer que las restricciones de generación mínima en el parque termoeléctrico, especialmente en los PIE, restan flexibilidad a la operación de las GCH (grandes centrales hidroeléctricas), ya que La Angostura tiende a operar por arriba de sus niveles de seguridad (…)"

Y explica que esta situación "repercute no sólo en mayores riegos de inundaciones en la cuenca del río Grijalva, sino en menor generación de las GCH". Añade que esto se reflejaría también en costos de operación del SIN considerablemente mayores.

En declaraciones al mismo periódico, el especialista en asuntos energéticos de la Cámara de Diputados Flavio Ruiz Alarcón confirmó que la CFE ha manejado las represas para beneficiar a los productores privados. Actualmente, las empresas españolas como la Gas Natural (subsidiaria de Repsol), Unión Fenosa e Iberdrola controlan 70% de la generación de electricidad independiente, modalidad introducida durante el gobierno de Salinas de Gortari.

Lo que ocurrió en Nueva Orleans, y ahora en Tabasco, demuestra cabalmente que éstas son las tragedias "naturales" del sistema neoliberal impuesto a sangre y fuego por una cúpula oligarca que ha renunciado a toda consideración del bien común. Tabasco y Chiapas son casos para juzgar y condenar todo el sistema político, que se construyó cual organizaciones del crimen organizado para lesionar los intereses patrios y sustituirlos por un sistema de egoísmo que se apodera de los recursos y roba las esperanzas de vida de millones de mexicanos.