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viernes, octubre 19, 2007

Opinión - Miriam Vidriales

Casa llena de sinvergüenzas

Publico

Resulta siempre ilustrativo volver a las definiciones. En este caso, sinvergüenza refiere, de acuerdo con la Real Academia Española, a una persona “que comete actos ilegales en provecho propio o que incurre en inmoralidades”. Seguramente a más de dos, sobre todo a los que votaron por el hato de panistas que hoy rige los destinos de este estado, les parecerá extremo comparar el placazo a una inmoralidad, eso lo dejarán para las minifaldas o para los adolescentes que se besan en las calles.

Pero es, en efecto, una inmoralidad, pues es un acto “que no concierne al orden jurídico, sino al fuero interno o al respeto humano”, como bien define la Academia. Y lo de las placas, además de ser una imposición del poder, es una cínica falta de respeto para los ciudadanos de esta ciudad.

Lo más curioso del placazo es que abona a la discusión en torno al transporte urbano. Una discusión que comenzó con el viaducto para que los coches vayan más rápido, pues en Guadalajara hay casi dos millones. Y hay tantos porque no hay un sistema de transporte en el que los ciudadanos puedan confiar. Y como no hay un sistema de transporte confiable, hay casi dos millones de autos. ¿Por qué a Emilio y sus amigos les va a interesar que haya menos coches si sus planes son aplicarnos el placazo no cada seis, sino cada tres años? ¿A quién en su sano juicio puede interesarle que la gente use más los camiones, la bicicleta o sus piernas y echar a perder una minita de oro?

La tenencia es el impuesto que se inventó con los Juegos Olímpicos del 68. Las placas jaliscienses pasarán a la historia como el inicio del cochinito de los Juegos Panamericanos, aunque quieran taparlas con el cuento de sus “quince proyectos prioritarios”. Con lo que no cuenta el gobierno en turno es que, ahora sí, todos los que se quedaron callados sobre el viaducto van a decir esta boca es mía. Porque ya les tocaron el bolsillo, y eso sirvió para que se dieran cuenta del calibre de las mentes brillantes que nos gobiernan.

El gobierno del estado tiene ya todo planeado, con jugadores en cada base y un bateador que lleva una camiseta con la leyenda: “Me valen madre”. La ocurrencia del viaducto fue un primer síntoma. Lo de las placas con el logotipo de “Jalisco es uno”, y García Manzano restregándonos sus sueños de que lleven figuritas de deportistas, es la cínica confirmación. Mañana, afuera de Casa Jalisco (sí, ahí donde Emilio toma sus clases de Biblia), ciudadanos preocupados por el rumbo sin sentido que toman las cosas harán un Festival de la Movilidad, a las 12:00 horas. Todos los que no estén aturdidos por el placazo serán bienvenidos. En una de esas, se descuidan y ganamos por una carrera.

mvidriales@puntog.com.mx

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