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viernes, octubre 19, 2007

Opinión - Marcela Gomez Zalce

¿Tú de nuevo, Roberto?

• Cuauhtémoc, Leonel y Felipe
• Fox y su Plan B

Publico

Hay dos cosas ilimitadas, mi estimado: el cosmos y la estupidez. Continúan los vientos huracanados alrededor de la figura de Vicente Fox, quien perdió los estribos durante una simpática entrevista llevada a cabo por Rubén González Luengas de Telemundo en el marco de su agitada gira promocional Revolution of Hope Tour 2007. A Fox le salió ese pequeño intolerante que lleva dentro al comenzar a perder la sonrisa cuando las preguntas, en lugar de centrarse en su original libro, giraron en torno a su divertida fortuna y a las propiedades de su ambiciosa esposa.

La amena paciencia llegó a su límite, my friend, y el ex presidente equivocó estrategia y con eso, cual efecto dominó, derrumbó sus aciertos mediáticos pasados. Si le agrega que el ambiente doméstico no es precisamente de festejo ante su incontinencia verbal, aunque su prozaico proceder ha ayudado como cortina de humo desviando temas fundamentales en la agenda presidencial, Vicente Fox quizá tendrá que sopesar la aplicación de su Plan B ante singulares señales enviadas desde Los Pinos.

O ¿por qué Germán Martínez, de gira por Querétaro, afirma sin querer queriendo que el ranchero desparpajado dejó cuentas pendientes durante su administración...? La pregunta de cajón es ¿por qué el hoy tan aplicado Germán no hizo nada mientras estuvo al frente de la Función Pública durante la friolera de diez meses...?

El mensaje tiene un tufillo provocativo al estilo del Gymboree quizá para que el buen Vicente siga despotricando, aunque la historia ha demostrado el error de subestimar la arrogancia de la ex parejita presidencial que aplica a pies juntillas esa de que el que se ríe se lleva... y el que se lleva se aguanta.

Y la frasecita de Martínez Cázares exhortando, persuadiendo y/o induciendo al ex residente de Los Pinos a estar atento (subtle term) a los requerimientos que haga el Congreso y la maravillosa comisión, huele a que ahí vienen los tubazos… de lo contrario ¿para qué se molesta el inner circle calderonista en filtrar que quizá los jijastros Bribiesca Sahagún podrían estar nuevamente en el epicentro del escándalo...?

Sobre todo cuando, como de costumbre, hay prisa por llegar más sólidos al primer aniversario. Y solidez para Calderón significa legitimarse. Y mientras afinan el romance con Cuauhtémoc Cárdenas, quien ayer con Javier Solórzano señaló que debemos reconocer a Felipe Calderón como Presidente de México porque está gobernando (¿?), y la de Leonel Godoy, candidato del PRD a Michoacán afirmando que quien no admita que Felipe Calderón es el Presidente de México estaría mal de sus facultades mentales (¿¿??) la temporada de las bolas rápidas y las interesantes definiciones no son exclusivas del PAN.

Y estas dos joyitas declarativas tienen un simpático destinatario: Andrés Manuel López Obrador. Y como todos ya están muy encarrerados en sus tiempos sucesorios, la carnicería amarilla tendrá su dosis de entretenimiento y Felipe creerá haber matado dos pájaros de un tiro.

Lo estupendo, my friend, es a cambio de qué tanto coquetón guiño con estas lacritas sobre todo cuando Cárdenas Solórzano se aventó también su cálido romance en lo oscurito, en aquellos aciagos tiempos, con Carlos Salinas de Gortari… quien también cargaba esa amena lápida de la legitimación.

El sugestivo meollo es que mientras el bullicio crece alrededor del desafío de Vicente Fox, de la colosal corrupción y la infiltración del narcotráfico en los cuerpos policiacos federales, en el número de ejecutados, en la sucesión doméstica del PAN, en la inconformidad social por la espiral en los precios de la canasta básica, and so on

Las escalofriantes palmas se la llevaron los traviesos que compraron Aeroméxico —en medio de un proceso donde lo que brilló fue la (ausencia de un reloj) incertidumbre—, entre los que destaca, qué raro, Roberto Hernández con Banamex y su pantalla llamada José Luis Barraza —uno de los autores intelectuales del peligroso espoteo sobre el peligro para México— y varios inversionistas whatever a los cuales Felipe Calderón, perdón, el IPAB, premia por su esfuerzo en su pasada inversión electoral.

Lo más entretenido, my friend, es que lo sucedido ayer despeja dudas sobre los compromisos adquiridos por Felipe que hoy debe estar, por lo menos más, digamos, satisfecho… entre el tentempié azul, el plato fuerte aéreo y el postre amarillo. El riesgo que corre, my friend, es el del indigestarse… además, claro, de desarrollar una gastritis crónica

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