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domingo, septiembre 23, 2007

Opinión - Jorge Gómez Naredo

Publicado el 23 de abril de 2007 en La Jornada Jalisco


¿Un nuevo amasiato?: el gobierno de Jalisco y la CEDHJ

Jorge Gómez Naredo

La Comisión Estatal de los Derechos Humanos de Jalisco (CEDHJ), de repente, se volvió insumisa, aunque no duró mucho su rebeldía ni su actitud “contestataria” y, rápidamente, se plegó a los intereses del gobierno del estado. El jueves pasado, su presidente, Felipe de Jesús Álvarez Cibrián, emitió la primera recomendación durante su gestión, dirigida ni más ni menos que al gobernador Emilio González Márquez, en su calidad de Presidente de la Junta de Gobierno de la Comisión Estatal del Agua (CEA). La citada recomendación no busca evitar la construcción de la presa de Arcediano, sino que insta a la realización de más análisis sobre la calidad del agua que se pretende captar. Se rechazaron, asimismo, las quejas por violaciones a los derechos humanos que han interpuesto varias organizaciones civiles y vecinos de Arcediano. La CEDHJ estableció: “Los actos reclamados por los organismos civiles y los habitantes de Arcediano en contra de las autoridades del gobierno del estado no quedaron acreditados; sin embargo, la CEDHJ establece su postura y emite esta recomendación con el ánimo de prevenir violaciones de derechos humanos”. Es decir, se pide que no se violen los derechos humanos en un futuro y se deja de lado lo que ha sucedido hasta hoy: en el pasado nada aconteció, todo quedó en el olvido. ¡Vaya defensa!

Las sospechas de un arreglo entre el presidente de la CEDHJ y el gobierno del estado saltaron a la vista rápidamente: César Coll Carabias, director de la CEA, adujo que “era ya tiempo que se pronunciara la Comisión” y agregó que se le dará respuesta a la recomendación. Coincidió en la falta estudios e indicó que prontamente la Universidad Autónoma de San Luis Potosí los hará. Todo muy amable, muy cordial, como si algo hubiera estado arreglado arriba, en la cúpula, allá donde los intereses del pueblo son los que menos valen.

El viernes pasado, el mismo presidente de la CEDHJ, ya afianzado, purificado y fortificado por su “rebeldía” hacia el gobierno que (¡oh, gran descubrimiento!) no ha hecho los análisis suficientes para la edificación de la gran presa, adujo que no había elementos para separar de su cargo a Tomás Coronado Olmos, Procurador del estado. En una conferencia de prensa, Álvarez Cibrián adujo: “no hay indicios para asegurar que hay responsabilidad [de Coronado Olmos en la violación a una menor de edad] [...]. A nosotros nos corresponde, a mí me corresponde, velar por la conducta de la gente que forma parte del gabinete y pues de momento me da gusto que en este caso no haya sido verdad el señalamiento”. Para el presidente de la CEDHJ, las acusaciones que incriminan al funcionario público en la violación a una menor de edad son simples mentiras y no hay problema alguno en que el mismo Procurador sea el encargado de llevar a cabo las investigaciones. Coronado Olmos, por su parte, con la bendición y exoneración de la CEDHJ, no tardó en declarar: “ese tema yo lo cerré, lo cerré en cuanto a mi persona, en cuanto a declaraciones, puesto que tengo mucho trabajo, y si hay una opinión, nada más sería muy importante que dijeran lo que realmente es la verdad”.

Resulta sospechosa la manera en que se ha comportado la CEDHJ: comienza a formar un amasiato con el gobierno del estado. Un día argumenta que para la construcción de la presa de Arcediano se deben hacer más estudios –cuestión que estaba ya contemplada por la CEA (no se dijo nada nuevo)–, y dicha posición es manejada como símbolo de la autonomía crítica: todos la alaban, hasta el mismo César Coll y el gobernador; y al día siguiente, la Comisión hace una especie de exoneración de Coronado Olmos, y como la jornada anterior había emitido una recomendación al gobernador, prontamente se aduce: “vean, vean, si lo dice la CEDHJ, es cierto, porque ella es imparcial: Coronado Olmos es impoluto, no se le debe separar de su cargo”. ¿No resulta todo extraño, manejado, un liberto preestablecido? ¿No sería más sano separar a Coronado Olmos de su cargo para que las investigaciones sean objetivas?

Las sospechas se multiplican: parecería que existen arreglos entre el presidente de la CEDHJ y el gobierno del estado. La recomendación para realizar más estudios en la construcción de la presa de Arcediano no sugiere detener las obras, es decir, la CEA puede fácilmente salir del paso y presentar varios estudios donde no se diga nada y se oculte todo. No se ahonda en la violación a los derechos humanos de los vecinos de Arcediano y se guarda, como un elemento de “negociación” a futuro, el caso de Guadalupe Lara, que a pesar de estar amparada, fue desalojada de su casa en Arcediano.

El actual presidente de la CEDHJ sabe jugar bien mediáticamente. Pero no lo hace para beneficiar a los ciudadanos, sino para congraciarse con los gobiernos y amarrar apoyos en la búsqueda de una candidatura a la presidencia de la Comisión Nacional de Derechos Humanos. Así las cosas, tenemos a defensores de derechos humanos que aspiran y actúan conforme a una lógica de obtener puestos de mayor realce y a un gobernador que sueña y sueña y vuelve a soñar con la presidencia de la República. Y mientras tanto, abajo, la gente, el pueblo, los ciudadanos, observan cómo las autoridades juegan y simulan a que gobiernan y a que lo hacen bien.

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