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viernes, septiembre 07, 2007

Entre pederastas y purpurados te veas

Miriam Vidriales - Publico

Es vergonzosamente notorio el silencio que han mantenido los medios alrededor de la reciente renuncia del abogado de Jean Succar Kuri, empresario que junto con Kamel Nacif, su gran amigo, fue señalado por la periodista Lydia Cacho como sospechoso de pertenecer a una red de pederastia internacional.

El abogadete en cuestión, Wenceslao Cisneros Amaya, salió a la arena pública a darse baños de pureza y a decir que “limites morales” le impiden continuar la defensa de su cliente. Estos límites al parecer le afloraron, dice, cuando vio con sus ojitos, un video en el que Succar Kuri incita a dos niñas de entre cinco y siete años de edad a tener relaciones sexuales. Ahora resulta que este señor abogado no ha tenido acceso al expediente que el fiscal federal del distrito de Arizona entregó en 2005 al juez David Duncan, durante el proceso de extradición de Jean Succar Kuri, entre los que se hallan diez videograbaciones y 70 fotografías de las villas Solymar que demuestran los retozos del empresario con niños y niñas. Por supuesto que para este abogado todo resulta muy cómodo, pues a pesar de que cualquiera con dos dedos de frente puede suponer que sabe más de lo que dice, está protegido por el secreto profesional y seguramente sus “límites morales” también le impedirán aportar pruebas que ayuden a que la investigación progrese.

Para todos los que se han tomado la molestia de leer el estremecedor testimonio de la pederastia flagrante que es Los demonios del edén, y haya querido ver con los ojos abiertos la persecución impune y descarada del poder a la que ha sido sometida Lydia Cacho, resulta muy sencillo sumar dos más dos y sacar conclusiones sobre si estos tipejos son o no pederastas y están o no protegidos por los poderosos de este país.

El silencio que rodea este caso, y que es roto sólo por contados periodistas que tienen influencia nacional, habla de nuestra sordera como sociedad. Sordera ante la necesidad de justicia de las víctimas de los pederastas, ante la impunidad y el cinismo del poder. Que mientras esto sucede, la cínica iniciativa del cardenal Norberto Rivera para que los sacerdotes tomen clases de sexualidad alcance las primeras planas como si fuera un avance social y no un intento pusilánime para lavar la imagen pública de la Iglesia católica, no hace más que reforzar la triste realidad del papel que han decidido jugar los medios en nuestras vidas: jugar al escándalo y no servir a los que buscan justicia. Amén.

::Democracia Ya, Patria Para Todos. Apoyando al Peje en 2007::

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