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jueves, marzo 29, 2007

Opinión - Carlos Gonzalez

Los paladines neoliberales y sus detractores

Jornada Jalisco

1. Apenas hace unas horas la Cámara de Senadores aprobó, vía fast track, la reforma a la Ley del ISSSTE. Dicha reforma, que ha provocado la cólera de maestros, burócratas y otros trabajadores, tiene dos fines: uno de fondo, consistente en entregar al capital privado las jugosas pensiones de miles y miles de trabajadores al servicio del Estado, tal como ya ocurre desde hace años con los dineros que cotizan millones de trabajadores inscritos en el IMSS; el otro, más de coyuntura, no es otra cosa que el pago de los servicios que la profesora brindó al presidente Calderón cuando éste aún era candidato y ocupaba de alguna persona versada en aquello de las telarañas del poder y la defraudación como oficio.

2. El próximo capítulo parece ser la aprobación de otras reformas “estructurales” que buscan el cobro del impuesto al valor agregado en todo lo que se pueda y la privatización del sector energético (petróleo y electricidad) para entregarlo, sin limitaciones de ningún tipo, al capital trasnacional.

3. La reforma a la Ley del ISSSTE ha exhibido, una vez más, el desprecio que la clase política y los más altos funcionarios de la nación sienten por el pueblo de México, pues los legisladores del PRI, el PAN, el Panal y el PVEM, apoyados en todo momento por el Ejecutivo federal y los grandes medios de comunicación, aprobaron, sin consulta previa, una enmienda legal que ha sido fuertemente rechazada desde muy diversos sectores de la sociedad, pero, sobre todo, por los supuestos beneficiarios de la reforma: los trabajadores afiliados al ISSSTE.

4. Sin embargo, en una disparatada inversión de la historia, los neoliberales quieren presentarse como los paladines de nuestra patria y al hablar, por ejemplo, de la reforma a la Ley del ISSSTE, lo hacen como si fueran los salvadores de dicho instituto de seguridad social, encubriendo con ello el espíritu privatizador de la iniciativa apenas aprobada.

5. Del mismo modo, estos modernos paladines, que por cierto han sumido en la mayor de las miserias a 60 por ciento de los habitantes de nuestro país, propagan desde hace tiempo la especie de que los movimientos indígenas son enemigos jurados de la sociedad moderna y sus valores.

Ciertamente ocurre que desde hace años las luchas indígenas, no sólo en México sino en toda América, se han colocado al frente de las resistencias sociales al actual modelo neoliberal y sus depredadoras consecuencias en la naturaleza y en la mayor parte de la población mundial.

6. La postura crítica y antineoliberal del movimiento indígena mexicano se ha expresado con toda nitidez en la Declaración de Tuxpan que el Congreso Nacional Indígena aprobó en su última sesión de trabajo celebrada hace apenas unas semanas, y que de manera enfática estableció que “los legisladores de este país obedecen a intereses trasnacionales y no a la voluntad del pueblo, y que en este tenor han hecho leyes racistas y entreguistas, como la Ley de Bioseguridad, la Ley de Aguas Nacionales, la Ley de Acceso a Recursos Genéticos y Biológicos, la Ley Indígena Nacional, contraria al espíritu de los Acuerdos de San Andrés y leyes estatales sustentadas en la contrarreforma en materia indígena…”, así como la recién votada reforma a la Ley del ISSSTE, agregaríamos nosotros.

7. Finalmente, al pueblo de México le queda optar la vía que eligió el movimiento indígena y decir junto con éste que “el sistema político actual nos ha dado la espalda y ya no es opción para nuestros pueblos, por lo que seguiremos trabajando desde abajo y a través de nuestros modos y formas propias de organización”.

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