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miércoles, enero 31, 2007

PRI y PRD dicen no a la policía secreta; el PAN ofrece asumir todo el costo político de la iniciativa

El panista Rafael Ocampo convocó a reunión urgente a Enrique García y Salvador Cosío

Ultimos intentos de Acción Nacional por reunir los votos suficientes para la reforma

EUGENIA BARAJAS - Jornada Jalisco

Los coordinadores parlamentarios del PRI y del PRD en el Congreso del Estado, Enrique García y Salvador Cosío, respectivamente, anunciaron ayer que dejarán solos a los panistas en su intento por aprobar las reformas a la Ley contra la Delincuencia Organizada, con las que se pretende crear en la entidad una policía secreta y legalizar el espionaje. Los diputados priístas y perredistas subrayaron que no cederán a las presiones del gobernador interino, Gerardo Ocatvio Solís, quien se ha asumido como el principal impulsor y defensor de las enmiendas legislativas.

Sin embargo, ya cerca de la medianoche, el líder de los diputados locales de Acción Nacional, Rodolfo Ocampo, mantenía firme su compromiso de sacar adelante la iniciativa del Ejecutivo y poco antes de convocar a una reunión urgente a sus homólogos del PRI y del PRD, se reunió con los 19 integrantes de su bancada con el propósito de convencer a los indecisos de la "pertinencia" de mantener la unidad interna, a fin de fortalecer su posición en la negociación final. El resultado de ese cabildeo se verá esta tarde en el recinto parlamentario, cuando en el último día de sesiones de la actual Legislatura se defina el futuro de la controvertida iniciativa, cuya autoría es atribuida en diferentes círculos políticos y sociales al secretario de Gobernación, Francisco Ramírez Acuña, quien de acuerdo con estas versiones estaría utilizando a Jalisco como el laboratorio para un proyecto de alcance nacional.

Así, en un claro mensaje a priístas y perredistas, los panistas que defienden este proyecto de ley aseguraron, inclusive, que están dispuestos a asumir todo el costo político y social que implique la aprobación de las reformas. Y en su afanosa búsqueda por amarrar los votos que les asegure la mayoría calificada que se requiere, propusieron aprobarla por la vía del fast track, es decir, sin discusión ni mayor análisis en el pleno. El costo político, insistieron, será todo de ellos.

Pero a pesar de la velada presión a perredistas y priístas, el hecho es que los promotores de la iniciativa tuvieron que sortear anoche las impugnaciones dentro de su propio partido, toda vez que algunos diputados del PAN, identificados con el próximo gobernador, Emilio González Márquez, han manifestado serias dudas sobre la conveniencia de sacar adelante un proyecto que no cuenta con el respaldo social y que podría acarrearle más problemas que beneficios al futuro jefe del Ejecutivo estatal, amén de que se trata de un proyecto con el sello único de Ramírez Acuña.

La negociación al interior de la bancada del blanquiazul se prolongó hasta ya avanzada la noche y todos los protagonistas optaron por guardar silencio. El único que sí alzó la voz, generando una presión extra, fue el coordinador de los diputados del PAN que entrarán en funciones mañana, abogando entre sus correligionarios de la 57 Legislatura para que avalen el dictamen "y no le dejen esa carga a su bancada".

Los diputados panistas que rechazan las enmiendas argumentan, por un lado, la falta de sustento jurídico de la medida, que ya levantó ámpula entre diversos sectores de la población al descubrirse las presiones y amenazas del mandatario estatal, y por el otro, la inconveniencia política de llevar a buen puerto una iniciativa que se presentó por consigna del secretario de Gobernación.

Tan cerrada y ríspida se tornó la discusión entre los panistas, que nadie se atrevió a hacer pronósticos, pues todo hace indicar que será minutos antes de la sesión –programada para iniciar a las 12 horas de este miércoles– cuando se defina si hay línea, si se omite se de la orden del día o, como una tercera opción, se hace un exhorto a la 58 Legislatura a retormar el paquete de reformas. De cualquier forma, y a sabiendas de que más tarde haría un último intento por convencer al PRD y al PRI de reconsiderar su postura, Rafael Ocampo pidió a los integrantes de su bancada no faltar a esta última sesión, con la esperanza de, finalmente, amarrar los votos suficientes.

Todo hacía indicar, empero, que Ocampo iba a contracorriente, pues horas antes de la encerrona panista y de la convocatoria a Cosío y García, priístas y perredistas habían reiterado su negativa a votar la iniciativa.

La fracción de tricolor sustentó su rechazo en la propuesta que presentó su vocal en la Comisión de Puntos Constitucionales del Congreso, Javier Hidalgo y Costilla, quien sugirió dejar pasar la la iniciativa de ley –que ya fue bautizada como la ley de la tortura sin rostro– hasta hacer un análisis a fondo de sus implicaciones políticas y sociales.

En el mismo sentido se pronunció la bancada del sol azteca, que en voz de Cosío no votará a favor de un dictamen plagado de buena intenciones pero sin el respaldo de la sociedad, por los riesgos que la creación de una policía secreta implicaría.

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