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sábado, diciembre 30, 2006

Opinión - Leonardo David de Anda

La Máquina

La Jornada Jalisco - 30/12/06

- Un cristo para la era
- La bola es tonta

Bienvenidos a un nuevo año; de una consagración sobre un fenómeno solar en donde la consecución del invierno puede abrir el terreno de las especulaciones en la vida del bicicletero, pero no el heroico deportista de la calle, sino el que presume de muchos pedales. Con todo y la cadena, el año supone que la cuenta es regresiva, aleccionando piruetas que se pueden recomponer en aspavientos, como golpes de suerte hacia una etapa de recomposición radical de la comunidad y del rediseño arquitectónico de la sociedad.

Convencidos desde entonces por exclamación, muchos vieron en el hombre a un iluminado que les hablaba del padecer, solidario con la pobreza. Se tiraron de bruces y creyeron en su palabra y su ejemplo, Jesús el hombre y el hijo, el davídico y comprometido escenio. Terapeuta del alma y del cuerpo, que posee una palabra fuerte, carisma y una gran energía personal. Un personaje incomodo, radical y de poderes infinitos como de milagros contundentes. Un mártir redentor que funda un credo y el año corredizo: dos milenios.

Los valores para actuar en palabras de Jesús no significan quebrantar la ley de Moisés y el judaismo; son, sin embargo, inéditos: integridad, honestidad, amistad, honorabilidad, frugalidad, sencillez, sinceridad, humildad, hermandad, fidelidad. El hijo del Hombre, aduciendo la carnalidad del hecho, inaugura para su época y para su propia religión el credo antropomórfico en el sentido de los grandes iniciados, como Rama, Orfeo, Zaratustra y Buda. Esto significa ser Dios y cumplir una misión para el Padre –el Credo–.

Lo señala saludándole con un beso y Jesús es apresado por legiones romanas. Asume su papel de Mesías y alude a la idea del Salvador, del rey divino. Es consignado a la pena capital: la cruz. La escena resulta excepcional por la cruda versión de su martirio que refieren y mitologizan los discípulos, y que 35 años después de su crucifixión, Nerón, un trastornado emperador de la corrompida Roma, persigue, proscribe y quema. Cesar cabezón ante un fenómeno incomodo para la legitimidad del Imperio. La anunciación.

Un plan bien propagado con la finalidad de socavar los cimientos paganos de Occidente y con la propuesta de una espiritualidad homocéntrica, de previsibles consecuencias gracias a sus herramientas de socialización inéditas. Pero es por medio de los apóstoles y de los diáconos que se articula el cristianismo y se propaga su enseñanza allende las fronteras de Palestina. El mensaje resultaba claro y los hechos eran distintivos. Fieles convencidos, alzaron la voz, aportaron su palabra y describieron los misterios, las parábolas y el ejemplo.

Significa su asunción como personaje pretérito, que consolida con un acto de fe y de convicción política una renovación cultural universal y que lo convierte en un credo popular, que poco a poco evangeliza la espiritualidad dominante, ajustándose los acontecimientos en la medida de que se hace fuerte y domina, y que ahora, en los momentos del feroz capitalismo, arrebata el fin del año con las fantasías de una era que aún no llega, pero que avisa. El sentimiento que se prueba por su nobleza, tiene ventaja.

Por dentro, se trata de hacer creer que la marea no hace olas, conociendo de sobra que los intermediarios de la locura tienen herramientas para aplicarse en dosis bien administradas, portando el permiso de la autoridad y sus anchas mangas. No hay autocrítica, porque la descomposición ayuda a soportar los daños colaterales, haz de cuenta que las mochilas tiene un subconsciente. Abran cancha: internamente, en medio, en dondequiera. Arriba las manos, que esto es un asalto, y todo es un vicio y no cacarizo.

Para que los diputados cuiden del changarrito y del empleo, para que no extrañen su papel de parásitos, se recomienda que no aprueben la reforma del Estado. ¿Cuál Estado? ¿El de Calderón y la derecha autoritaria? ¿El de un PRI indolente e incompetente, abonando cretinismo? ¿El del PRD minado de algunos oportunistas, normalmente mediocres? Entonces, en el interior del país, parece que esta situación se traslapa, de tal suerte que la crisis se intensifica y se ramifica, como dimensión del caos.

Llaman y llaman, fanfarroneando que los efectos del frío son pasajeros, pero con la campaña de comerciales y noticias para vender la fe y la piedad, lucrando en tanto el aguinaldo hace de las suyas, que todo regresa a la bolsa. Estados Unidos entra a una recesión, o “desaceleramiento”, que es el eufemismo oficial por el cual una crisis afecta el producto interno bruto y el crecimiento económico de una nación. Está en juego la estabilidad regional, pues los tratados comerciales asumen consecuencias compartidas.

Porque la apuesta del neo-fascismo dentro de un complejo moral y político que convalida al neoliberalismo, es el resultado del aprendizaje en dos sentidos: el debate de la economía eficiente, que transcurre de un brutalismo hacia un asistencialismo, y hasta el día de hoy, como un considerado técnico que convalida la ley del más fuerte; así como el camino problemático de proyectos políticos autoritarios conservadores, que utilizan los elementos mediáticos al tanto que proyectan una religión y teoría sobre la formación del individuo.

Cuando los presidentes de la calaña de Oscar Arias –costarricense de los Estados Unidos y Nóbel de la Paz–, promocionan y abren a los intereses comerciales de su país siendo hasta sus voceros, se comprueba que la traición hacia la liberación latinoamericana mueve muchos intereses y hasta se realizan secuelas. Recuérdese la política del Zorro y su infiel lazarillo, el cavernícola Jorge Castañeda. Vocecillas de las rémoras, que con su apuesta de país cumplieron el pago con creces. Palabrillas de la intelectualidad a sueldo.

El problema de sus interpretaciones es que saben que mienten, pues finalmente sus apologías a las tiranías de Franco o de Pinochet no se sostienen moralmente. Compararlos a Fidel Castro no solamente omite la diferencia ética de los procesos, sino que alienta el analfabetismo histórico, justificando acaso su métodos. Si bien el espíritu del autoritarismo permea en ambos, uno es revolucionario y está en resistencia, mientras el otro significa traición, un acto deleznable de la muerte, del perro que cuida el patio.

Hoy, como siempre, existe preocupación en los amos del poder, en los dueños de las televisoras, los hombres de la economía, los mismos clérigos mentirosos, todos en la apoteosis de mantener un complejo cultural que resulta nocivo para la naturaleza. Se pone a prueba su presumida capacidad política, se hacen olas y se mueve el edificio con todo y la prueba del sismógrafo. Cuentan hasta por los codos, con el ánimo de que cada año el negocio sea redondo ante el retorno del calendario. Anuales juicios, no justicieros.

Que sea del conocimiento de todos los visitantes: que se construyan muros, que se hagan armas, que se conviertan en crédulos y tontos. Que masquen como vacas, que anden como zombis, que la ciudad los auspicie en su caminar, que es de derecha, y punto. Que dominen la educación por medio de la tele, que se pongan a realizar objetos, buenos y baratos. Que el escombro se ponga debajo de la cobija, que la mano que mueve la silla sea de terciopelo y clavo, que la manada se ponga al tiro, que la tina y el niño al caño, por año.

Y la noche llega con una señal de una época sin que el sueño pueda reconocer los agravios del día, como sonoro silencio en la penumbra de una necesidad en recorrer y en habilitar el tema de los hombres, los socios y los enemigos, los de aquí o los de ahí. Todos rabones, en una pasmosa realidad para que se puedan fundar nuevas vialidades, no el cotorreo de su jerga mentirosa, en la que no hay alzas, impuestos o tortillas: únicamente hombres de etanol, el retorno de lo eterno, que uno al otro son carne y uña, un nido de ser puentes.

leonardodavideanda@yahoo.com.mx

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