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miércoles, noviembre 22, 2006

Opinión - Jose María Naveja

Una critica 'light' a Vicente Spots....

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El sexenio de Fox (1)

La actuación de los presidentes tiene que evaluarse con la perspectiva histórica, sin el calor ni la pasión del momento, que impiden el juicio sereno y la ponderación equilibrada, que, por cierto, a veces nunca llegan: en el sexenio de Salinas de Gortari hubo algún intento de hacerle justicia a Porfirio Díaz, no se pudo; 40 años después todavía resulta imposible poner a Díaz Ordaz en su justa dimensión, se impone Tlatelolco; De la Madrid sigue siendo un presidente gris, pocos le reconocen el comienzo de la recuperación tras la decena trágica heredada por Echeverría y López Portillo; Salinas de Gortari ha dejado de ser el villano favorito, pero aún estamos lejos de valorar las cosas buenas que ocurrieron en su Administración, que no fueron pocas; el mejor librado es Ernesto Zedillo, a pesar del error del 94 que ocasionó el mayor quebranto económico del país, en cambio lo avala la transición a la democracia.

Vicente Fox tendrá que pasar por el mismo proceso, en este momento los análisis están influenciados por las animadversiones y simpatías, sobre todo por la polarización que provino del desenlace electoral. En esta entrega me ocuparé de las sombras que en este momento están a la vista.

El mayor pecado que arrastró el todavía presidente fue la falta de oficio político, propio y ajeno, pero sobre todo fueron sus limitaciones las que al final impidieron avances significativos, su obstinación en algunos casos y su omisión en otros, propiciaron problemas que con una mayor capacidad política se hubiesen superado e incluso capitalizado.

Al principio de la Administración pudo integrar un grupo legislativo mayoritario, pero prefirió desairar a los priistas que le propusieron una negociación, creyó que el bono democrático sería suficiente para impulsar las reformas que el país necesita todavía y que le negaron las dos legislaturas y el propio gobierno federal.

La conformación del gabinete no fue la más adecuada, se demostró que la administración pública no es cosa de “cazatalentos”, porque el ingrediente político juega un papel fundamental. Además, el propio mandatario no pudo ejercer control, se le desbordó el llamado gabinete “Montesori”.

Por ejemplo, Fox permitió que su secretario de Gobernación se agazapara en busca de la candidatura presidencial, en múltiples ocasiones el propio Presidente tuvo que dar la cara en gestiones que le correspondían a su principal gestor político.

Esa conducta dejó crecer a los macheteros que impidieron la construcción del nuevo aeropuerto de la ciudad de México, permitió la invasión de carreteras y que en múltiples ocasiones le faltaran al respeto al gobierno federal.

El protagonismo de su esposa le ocasionó un daño incalculable al presidente Fox, eso de la pareja presidencial, las aspiraciones políticas de la señora Marta y las actividades de los Bribiesca Sahagún, se convirtieron en el eje de las críticas que lo equipararon con Echeverría por la prominencia de doña María Esther y con Salinas de Gortari por los excesos de su hermano Raúl; con lo cual muchos acababan por decir, TODOS SON IGUAL.

El presidente dejó pasar una envidiable oportunidad para poner orden en las telecomunicaciones, tuvo el tiempo y las circunstancias para impulsar la competencia, pulverizar los monopolios y dar entrada a nuevos jugadores que estaban a la espera de oportunidades.

El buen inicio con Bush se complicó por la torpeza para consolar al gigante tras los ataques terroristas. Se buscaron posiciones en el ámbito internacional por intereses o fobias personales, fue un error estratégico buscar y conseguir el lugar en el Consejo de Seguridad de la ONU, a sabiendas de que Estados Unidos estaba en guerra; de párvulos resultó la llamada a Fidel Castro, con aquello de “comes y te vas”.

No hay duda que en el terreno internacional el mayor fracaso es no haber avanzado en el acuerdo migratorio, se fueron por la “enchilada completa”, al final no se consiguió nada para los más de siete millones de mexicanos indocumentados para que puedan trabajar sin sobresaltos y seguir enviando más de 20 mil millones de dólares al año.

Empeñarse en el desafuero de López Obrador, le quitó estatura política, dejar crecer Oaxaca le está significando una salida furtiva, cuando podría estar en fiestas de despedida.

Estas son algunas sombras del sexenio foxista, que también tuvo luces, algunas notables que serán motivo de otra entrega.

jnaveja@milenio.com

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