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martes, septiembre 19, 2006

Opinion - Redes Ciudadanas - 01

La Jornada Jalisco - Columna Redes Ciudadanas

Se inicia una nueva etapa en la historia de México: la República Democrática.

01 - Primer artículo publicado 19-09-2006

A modo de introducción de esta columna semanal que hoy inicia en La Jornada Jalisco como aportación de las Redes Ciudadanas de Jalisco al análisis, discusión e información sobre la nueva etapa de la historia reciente de México inaugurada por la Convención Nacional Democrática, queremos compartir con los lectores jornaleros jaliscienses nuestros horizontes.

El actual avance del movimiento social ha demostrado muchos enriquecedores aspectos, destaca la urgente necesidad de abrir diálogos mirándose y viviéndose como pares en la desigualdad, para erradicar el ser los ignorados sempiternos y constituirse en verdaderos actores sociales asumiendo la tarea de construir un México democrático.

Los mensajes que se vehiculan en estas formas comunicativas inéditas comunicación transitan por sus variadas experiencias cotidianas, es precisamente lo que hemos pensado socializar a través de esta columna semanal en La Jornada Jalisco como una aportación de las Redes Ciudadanas de Jalisco, privilegiando el tema de la desigualdad en nuestro país a través de sus múltiples manifestaciones cotidianas con un conciso planteamiento teórico para percatarnos que esa expresión de desigualdad no es natural, sino responde relaciones sociales susceptibles de transformar, contribuyendo en la construcción de una nueva sociedad democrática en nuestra entidad y el país.

El proceso electoral mexicano, que acaba de concluir con el consabido resultado del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación es un filtro de un sinnúmero fenómenos sociales que se anudan de cierto modo en los ciudadanos, bajo el esquema en que se desarrollan las campañas electorales y que tiene como resultado la votación.

Independientemente de la opinión personal del resultado electoral presidencial, el dictamen del TEPJF deja abierta inmensas dudas y suspicacias en los electores por aquello de “qué tanto es tantito”. Sin embargo, al margen de estas fundadas sospechas que declara presidente electo a Felipe Calderón Hinojosa, la sentencia es ilegal jurídicamente e impolítica. Detrás de ella hay una enorme verdad social: México ha quedado dividido políticamente. Algunos sectores sociales reclaman airadamente esta situación, imputando la responsabilidad de ello a Andrés Manuel López Obrador y al movimiento popular que él liderea, demostrando su ceguera.

En efecto, esta tajante división social ya existía y el proceso electoral sólo documentó el hecho. Ella es resultado de cinco lustros de la implantación piramidal del poder político omnímodo del partido único y de los poderes fácticos que lo sostenían, de un modelo de nación antidemocrático. Muchas veces por la manipulación mediática perdemos la memoria histórica y por consiguiente de la historia vivida. Por ello es necesario recordar que a inicios de su sexenio Miguel de la Madrid suscribió los “acuerdos marcos” que permitieron ingresar a México en la globalización neoliberal, se abrió la puerta al Tratado de Libre Comercio de América del Norte, posteriormente a una cadena de tratados similares con otros países, todos bajo condiciones favorables para el gran empresariado mexicano que vio la oportunidad de aliarse con el capital trasnacional, que penetró sin mayores cortapisas, provocando un estado de indefensión en todos los aspectos de la vida social e individual para un amplio sector de trabajadores mexicanos.

Esta inmensa modificación económica neoliberal, sustitutiva del estado benefactor, fue establecida sin la aprobación ciudadana, basta revisar los programas de campañas de de la Madrid y de Salinas para percatarse de ello.

Por consiguiente, el pueblo mexicano lo único que ha hecho es procesar sus miserias y su origen, y diciendo ¡basta! toma en sus manos dirigir, como le corresponde soberana e inalienablemente por mandato constitucional, el destino de sus vidas y de la patria. El desconocimiento de este trascendental suceso histórico por los poderes fácticos y su clase política ha dado lugar a que se sientan amedrentados y de paso invocar el peligro que significa para el país “cambiar de caballo” porque generará violencia. Una vez más, tal vez la última, que un sector de México, que no la mayoría de su pueblo, se trague una tamaña mentira que sitúa a la anormalidad social como normalidad, el “poner la carreta delante que los bueyes”; así acarreará violencia construir una sociedad democrática bajo la conducción de un presidente de la república legítimo, para sustituir la república de simulación.

Tal vez sería conveniente hacernos algunas preguntas sobre el particular, por ejemplo, ¿qué entiende por violencia ese sector aún dominante?, ¿quiénes son secularmente los que han ejercido las variadas formas de violencia y en contra de quiénes, para vivir tal estado de indefensión social?

A ese sector dominante ya acotado, no le bastan las cifras que instituciones nacionales e internacionales proporcionan periódicamente sobre la inequidad; injusticia social; inexistencia del estado de derecho; atentados flagrantes en contra de los derechos humanos; violencia estructural provocada por los cárteles del narcotráfico; segregación indígena, de género y sexual; depredación del medio ambiente porque es uno de tantos aspectos sujetos a la explotación para redituar ganancias económicas, tal parece que el hombre no les basta, y la lista es infinita. Dentro de su imaginario social esos resultados sólo les hablan de cifras sin existir detrás de ellas –para sus buenas conciencias- personas…

Precisamente desde este punto de intersección de contradicciones que contabilizan los hechos sociales reales, que hacen las historias vividas en lo social de millones de coterráneos, hay que analizar, para captar en toda su magnitud la Convención Nacional Democrática y sus resolutivos. Este es lugar de comprensión y valoración que impide su adjetivación y la andanada de denuestos e improperios que le han espetado la derecha mexicana y sus adláteres. Así les es imposible sintonizar la magnitud y profundidad de los sentimientos de esperanza del pueblo movilizado para transformar radicalmente México. Como tampoco les es factible entender la validez y viabilidad histórica de ese proyecto de modificación pacífica que posibilite la democratización cotidiana de nuestras relaciones sociales. No obstante y a pesar de ellos los desamparados históricos han comenzado el largo camino de su autoemancipación pacífica, por el bien de todos y no el de unos pocos.

Alfredo Villanueva Mercado, alfredoevmprepa2@yahoo.com.mx
Redes Ciudadanas de Jalisco.

1 comentario:

Anónimo dijo...

el ciudadano y licenciado Alfredo Villanueva Mercado es una de las 4 personas que admiro
a esta persona se merece toda mi admiracion, y por supuesto mi respeto
sus clases me sirvieron de mucho, debido a que el mundo lo veo de diferente manera quisiera ser como este gran SER HUMANO y romper con todos los estigmas de la sociedad

PD:Fui su alumno de la preparatoria nº 2 t/m 4ºc 2007-a

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